
Giovanni
Battista Tiepolo, Biografía y obra
Giovanni
Battista Tiépolo es uno de los fresquistas italianos
más importantes del siglo XVIII. Nació en 1696 en
Venecia, ciudad que influirá de forma decisiva en su obra.
Se formó con Gregorio Lazzarini y estudió las obras
de Sebastiano Ricci, de Piazzetta y del Veronés, imitando
el cromatismo, con sus violentos efectos de claroscuro, de este
último.

En 1719 se casó
con Cecilia Guardi, hermana del pintor Antonio Guardi. Tuvieron
nueve hijos y dos de ellos, también, fueron pintores, en
concreto, Giovanni Domenico Tiépolo, que colaboró
con él a partir de 1740.
Aunque
su actividad como fresquista es la más sobresaliente
de su carrera, también pintó lienzos. En su
obra, aparte de las vistas de Venecia, predominan los temas mitológicos
o bíblicos, dependiendo del lugar al que estaban destinados.
En ellos introducía fondos arquitectónicos al estilo
de Veronés.
Sus composiciones son movidas, etéreas, elegantes y llenas
de gracia. Se caracteriza por la facilidad para el dibujo y por
un colorido claro y ligero, con tonos nacarados.
Su primera decoración
al fresco importante es el ciclo decorativo del Palacio Arzobispal
de Udine (1727-1728). La temática es religiosa y, aunque,
se observa la influencia de Ricci y del Veronés, muestra
un gran virtuosismo y emplea un colorido cálido. Con esta
obra obtiene gran éxito, por lo que a partir de ese momento
recibirá una enorme cantidad de encargos, primero dentro
de Italia y, posteriormente, en resto de Europa. En 1751, por ejemplo,
se trasladó a Würzburgo para decorar la residencia
del príncipe obispo con escenas de la Vida de Federico
Barbarroja.
A su regresó
a Venecia, contó con la ayuda de sus hijos Giovanni Domenico
y Lorenzo para llevar a cabo los numerosos encargos recibidos. Con
ellos se trasladará a España cuando en 1761, Carlos
III le propone decorar el Palacio Real de Madrid, que había
sido recién construido tras el incendio que destruyó
el antiguo Alcázar de los Austrias.
Tiépolo,
que llegó a Madrid con su estilo Rococó, se encontró
con el rigor y la austeridad clásica del Neoclasicismo defendido
por Mengs. Esto provocó un enfrentamiento y se formaron dos
bandos, los que apoyaban a Mengs y los partidarios de Tiépolo.

Sus principales
trabajos en la capital española son los frescos del Palacio
Real, entre los que destacan los del Salón del Trono
y una serie de cuadros para el altar de la iglesia de San Pascual
de Aranjuez.
Finalmente,
murió en Madrid el 27 de marzo de 1770.
Obra
de Giovanni Battista Tiepolo
Reina Zenobia
Es una de sus
primeras obras realizadas en Venecia. Representa la visita de la
reina de Siria, Zenobia, con sus hijos e hijas, al emperador Aureliano.
Los ricos ropajes de las figuras muestran la fuerte influencia de
Veronés y el empleo de un colorido a base de azules y rojos
se sitúa en la línea de la Escuela veneciana.
Abraham y
los tres ángeles
Abraham presencia
la visión de los tres ángeles, la Trinidad, que aparecen
en posturas diferentes: uno de frente, otro de espaldas en un pronunciado
escorzo y el tercero, en penumbra. Son figuras barrocas, con un
colorido a base de rojos, azules y amarillos. La luz sobrenatural
ilumina la visión y deja a Abraham en semipenumbra.
Inmaculada
Concepción
Fue
elaborada para uno de los altares laterales de la iglesia del convento
de San Pascual en Aranjuez. El encargo, realizado tras finalizar
la decoración de los techos del Palacio Real, constaba de
siete lienzos, entre los que destacan también San Pascual
Bailón y San Antonio de Papua. Sigue las pautas del Barroco
italiano de finales del siglo XVIII.
La Virgen se
sitúa en el centro, sobre la bola del mundo, pisando la serpiente
que simboliza el mal. A su alrededor, aparecen ángeles y
querubines y, en la parte superior, está la paloma del Espíritu
Santo. El estudio de la luz y el tono sepia dan al cuadro sensación
de sobrenaturalidad.
San Pascual
Bailón
Formaba parte
del lienzo que decoraba el altar mayor de la iglesia del convento
de San Pascual en Aranjuez, en concreto, la zona baja.
Representa la
visión que tuvo San Pascual del ángel. El santo aparece
arrodillado, con el hábito franciscano y con la cabeza levantada
hacia el ángel. En la actualidad, nosotros no vemos al ángel
porque el cuadro fue dividido en dos partes.
Tiépolo
muestra al santo con gesto medio incrédulo, medio convencido
de lo que ve y se centra en los detalles, en el cordón, la
medalla con el crucifijo o los pliegues del hábito. Todo
ello realizado con gran precisión de dibujo.
San Francisco
Fue pintado
también para la iglesia del convento de San Pascual en
Aranjuez. San Francisco está recibiendo los estigmas
y eleva su mirada hacia Dios en actitud de agradecimiento.
El fondo está
compuesto por nubes y los tonos empleados muestran la riqueza cromática
Tiépolo y enfatizan el dibujo.
