
Arte
Naif
Introducción
al movimiento artístico del Arte Naif
El arte Naif
es aquel que desarrollaron un grupo de artistas al que denominaron
naifs o aficionados por el hecho de no dedicarse la pintura como
actividad principal, sino al margen de sus respectivas ocupaciones
profesionales. No tuvieron formación académica, en
todos los casos fueron creadores autodidactas.

El auto didactismo
que practican la mayoría deriva del deseo de huir del academicismo
para conseguir unas manifestaciones artísticas menos contaminadas
por los convencionalismos.
Se le ha calificado
también de ingenuo, pero esta ingenuidad no debe ser considerada
de forma peyorativa, sino que está ligada a la búsqueda
de la simplicidad para ofrecer así una visión del
mundo sincera y exenta de artificios.
Su
particular idea de concebir el arte, no como algo reflexivo y trascendente,
sino como reflejo de la tranquilidad y despreocupación interior,
ha hecho que sus obras muestren como rasgo principal el ambiente
completamente sereno y despreocupado que otorgan a la existencia.
Han sido valorados como las únicas formas artísticas
íntegras, ajenas a cualquier tipo de contaminación
externa.
Las principales
características del arte naif son: contornos definidos con
mucha precisión, falta de perspectiva, sensación volumétrica
conseguida por medio de un extraordinario colorido, pintura detallista
y minuciosa y gran potencia expresiva, aunque el dibujo puede ser
incorrecto.
Henri
Rousseau (1844-1910)
Es el principal
representante de este grupo. En Rousseau parece reunirse todo el
arte naif. Fue conocido con el sobrenombre de "el aduanero"
debido a su trabajo en la oficina de Aduanas de París. Aunque
esta era su ocupación oficial, su verdadera pasión
era la pintura, a la que se volcará por completo una vez
que en 1983 se jubila.
Sus cuadros
chocaron con los convencionalismos de la sociedad burguesa del momento
al recurrir a las técnicas realistas consideradas pasadas
de moda. Pero esta peculiar manera de representar la realidad fue
inmediatamente valorada por otros artistas como Kandinsky, Picasso
o Braque.

Sin ser falso
lo que pinta, tampoco es verdadero. Sus intereses temáticos
se centraron principalmente en retratos y paisajes que desarrolló
a partir de un lenguaje de gran ingenuidad e importantes dosis de
fantasía. Como consecuencia de su autodidacta formación,
se singularizó por el carácter extremadamente lineal,
el empleo de unas perspectivas de gran convencionalidad aunque ligeramente
sesgadas y el empleo de armónicos y sutiles colores, lo que
se tradujo en unas producciones de naturaleza intemporal e imágenes
arquetípicas reducidas a la esencia.
La encantadora
de serpientes (1907) es emblema de su concepción artística.
La exhuberancia y el grado de exotismo que logró imprimir
a la representación de las selvas tropicales, hicieron pensar
que incluso podía haber viajado a estos lugares, sin embargo,
fueron fruto de la inspiración conseguida en los jardines
botánicos de París.
El tema exótico
se halla inserto en una visión paisajística bastante
compleja de planos, con contornos definidos y un extraordinario
uso del color. En cuanto a la iluminación, destaca la tenue
luz que incide sobre la vegetación del bosque y se refleja
en el agua. La figura de la mujer, de piel oscura, no recibe ningún
foco lumínico, viene a ser una silueta. Ella toca una flauta
y hace bailar no sólo a la serpiente, sino también
a las plantas que aparecen iluminadas en primer plano. Es una misteriosa
jungla que transmite un cierto grado de irrealidad y fantasía.
La gitana
dormida sorprende por su extraña temática. Rousseau
viste a la figura, que vemos desde arriba, con los colores del arco
iris. El león no tiene apariencia real, parece un peluche
agrandado. El vacío de la obra es muy sugerente, parece un
ambiente propicio para escuchar las notas salidas de la mandolina
que aparece en la composición.
Es una obra
casi surrealista por la descontextualización de motivos (el
desierto y el agua, la fiera y el ser humano), la iluminación
fantástica y la atmósfera lunar poco naturalista.
Otras obras
son Retrato de Pierre Loti, Retrato nupcial o Alegoría
de la guerra.
Séraphine
Louis, Camille Bombois, Louis Vivin o André Bauchant son
algunos de los pintores naif franceses más destacados.
Louis
Vivin (1861-1936)
Sus composiciones
son de gran minuciosidad y su dibujo es muy preciso. Son típicas
sus evocaciones de edificios de París, que aparecen representados
ladrillo a ladrillo. En Mi pueblo Hadol en Los Vosgos
destaca la inmovilidad de las edificaciones y la perspectiva que
no da profundidad al paisaje.
Camille
Bombois
Es muy aficionada
a representar con gran espontaneidad opulentas figuras femeninas
y escenas de feria y de circo, en el que había trabajado
como atleta.
Sus desnudos
exaltan el poder de la feminidad y hacen pensar en las mujeres de
la prehistoria. Toda su fuerza reside en la precisión y energía
del dibujo, que confiere a las figuras planas su relieve y su fuerza.
Desnudo con trazos en alto.
André
Bauchant (1873-1958)
Era jardinero
de oficio y empezó a pintar cuando contaba con cuarenta y
cinco años. Prefirió las composiciones históricas
o mitológicas y las trató con una grotesca seriedad.
Fiesta de la libración de París.
Séraphine
Louis (1864-1942)
Trabajaba como
asistenta. Los cuadros de esta pintora, que había de perder
la razón más tarde, tienen como tema flores y frutos
de una fascinante original belleza, próxima al misterio de
lo surreal.
Árbol, El árbol del Paraíso.
