
Arte Fenicio o Arte Púnico
"Fenicia
fue ilustre por los fenicios, raza de hombres hábiles y bien
dotados para los oficios de la guerra y de la paz; ellos inventaron
las letras y otras obras de la literatura y de las artes, como recorrer
los mares con naves, combatir sus escuadras y gobernar a los pueblos,
así como el despotismo y la guerra".
Pomponio
Mela
Introducción
a la historia del pueblo fenicio
Delenda
est Cartago... Con esta frase de Catón, que ha pasado
a la historia como sinónimo del odio visceral que los romanos
profesaban hacia sus rivales cartagineses, se desvanecen quizá
los últimos restos de uno de los más fascinantes pueblos
de la antigüedad, los fenicios.
Así como
la historia y el arte de griegos, egipcios o persas suele ser sobradamente
conocida o al menos relativamente familiar, no ocurre lo mismo con
esta otra civilización que, sin embargo, dominó los
mares durante siglos y nos ha dejado, entre otros, legados tan importantes
como el alfabeto. El propio nombre de fenicio deriva del griego
phoenix, que significa "los de púrpura", en referencia
al preciado tinte que fue el origen de su riqueza. Además
fueron excelentes navegantes, avezados mercaderes, hábiles
artesanos, exploradores intrépidos y posiblemente los mejores
constructores de barcos de su época. Pero la historia se
ha encargado con el paso de los siglos de borrar casi todas estas
huellas, tal como los romanos hicieron con los restos de la más
majestuosa de sus colonias.

La estratégica
situación de las los primeros asentamientos en Asia Menor
hizo del territorio un lugar privilegiado para la conquista comercial
del Mediterráneo y las naves fenicias pronto surcaron los
mares desde Biblos, Sidón y Tiro a la búsqueda de
nuevos productos con los que comerciar. Fue precisamente el abastecimiento
de materias primas como la plata, el cobre o el estaño, lo
que motivó el establecimiento de las primeras colonias en
la Península Ibérica.
Aunque
Estrabón comenta que su llegada a nuestras costas aconteció
en torno al año 1100 antes de Cristo, los historiadores de
nuestros días parecen coincidir en que las primeras colonias
datan de un tiempo posterior. Gadir (Cádiz, que significa
recinto amurallado), Malaka (Málaga), Sexi (Almuñécar)
o Ebusus (Ibiza) son sólo algunos de los puntos en los que
se establecieron, y con ellos trajeron sus costumbres, sus tradiciones
y sus técnicas artísticas.
La gran demanda
de metales preciosos en oriente motivaron que las minas de Huelva
y Sevilla se convirtieran en objetivo de los púnicos, que
se establecieron en Cádiz intercambiando sus productos por
el oro y la plata tartésicos. La influencia de aquéllos
se ha podido constatar en los restos de tumbas monumentales y en
numerosos objetos valiosos que se han encontrado en los asentamientos
y con los que los fenicios pagaban la mano de obra indígena.
También se han hallado restos de almacenes, fortificaciones
y necrópolis de las que se han desenterrado urnas, ánforas
para guardar vino o aceite (cuyo cultivo introdujeron, por cierto,
en nuestra tierra), lámparas, joyas y piezas de cerámica.
Arte
fenicio
Como
buenos mercaderes que eran, los fenicios se adaptaron al gusto de
sus clientes y, aunque durante un tiempo se limitaron a actuar como
tratantes de productos ajenos, pronto comenzaron a elaborar su propia
artesanía, permeada de influencias griegas, egipcias, mesopotámicas,
sirias, etc.
Así surgieron
un tipo de creaciones que sintetizaban de forma armónica
las tendencias del momento y dieron origen a un tipo de arte sumamente
original y ecléctico: desde figurillas y otros objetos tallados
en madera, hasta ornamentos de metales preciosos, paneles decorados,
cerámica, miniaturas de marfil o frascos de vidrio. Sin embargo,
el hecho de que los mercados mediterráneos se vieran inundados
de productos del comercio púnico procedentes de otras regiones
ha hecho muy difícil el poder reconocer en la actualidad
su verdadero estilo.
Las localizaciones
de las colonias obedecían a emplazamientos bien escogidos,
cercanos a la costa, bien comunicados y con abundantes materias
primas y las ciudades contaban siempre con su necrópolis
cercana. Las tumbas de la costa malagueña y almeriense estaban
construidas con sillares y contaban con cámaras y corredores
en las que los difuntos eran incinerados y, en ocasiones, inhumados.
Todas ellas presentan un gran tamaño y una riqueza que contrasta
con la modestia de los enterramientos de otras colonias cercanas
como Ibiza. Sin embargo, el posterior desarrollo económico
de la isla hizo surgir necrópolis como Puig d'es Molins,
con cerca de cuatro mil sepulturas que dan cuenta de diferentes
tipos de ritos funerarios. De entre los objetos rescatados de los
santuarios ibicencos destacan los sarcófagos de piedra, los
ajuares con cerámica y joyas o las figuras votivas de terracota
(como las de bustos femeninos con alas que representan a la diosa
Tanit). En gran parte de las piezas encontradas se han encontrado
influencias orientalizantes y es que los fenicios trajeron con ellos
además su religión mezcla de elementos cananeos, griegos
y egipcios.
Las
creencias del pueblo fenicio se organizaban en torno a una tríada
de dioses de la que destacaba Baal, al que se asociaba el ciclo
de las estaciones y, aunque cada ciudad nombraba a sus deidades
con nombres diferentes, un rasgo común a todas ellas era
el gran poder de que gozaban los sacerdotes, entre cuyas prácticas
se encontraba el sacrificio de animales (como lo atestiguan restos
de huesos y cenizas encontrados dentro de vasijas en los santuarios),
para propiciar las buenas cosechas o el favor del dios correspondiente,
e incluso el de seres humanos, lo que provocó en su época
la reprobación de otros pueblos contemporáneos.

La presencia
fenicia en nuestra península se manifiesta sobre todo por
la abundancia de restos cerámicos, especialmente platos,
lucernas o jarras de barniz rojo o gris, realizados con torno (desconocido
por las poblaciones autóctonas pero difundido de manera rápida),
y que destacaban tanto por su utilidad como por su belleza; y de
ornamentos de metales preciosos como anillos, pendientes o collares
realizados con técnica de filigrana y granulado. El vidrio
y la pasta vítrea, cuya invención Plinio atribuye
a los fenicios, son también elementos característicos
de su artesanía con los que fabricaban delicados frascos
y vasos para perfumes.

Pero la caída
de Tiro en manos babilonias supuso el inicio de una crisis comercial
y la decadencia de las colonias fenicias de occidente, a excepción
de Cartago, que a partir de entoces pasó a convertirse en
una potencia hegemónica tan poderosa que suscitó la
deconfianza de la propia Roma.
