
Obra
y biografía de Luis de Vega
Introducción
a la obra de Luis de Vega
La monarquía
de Carlos V disponía de varios talleres artísticos.
En concreto, Covarrubias y Luis de Vega tenían el cometido
de llevar a cabo las reformas de las obras reales, repartidas por
toda España.
Mientras Covarrubias
trabaja en Toledo haciendo el Hospital de Tavera, el Alcázar,
la Puerta de Bisagra; Luis de Vega se ocupa del Alcázar de
Madrid, los Reales Alcázares de Sevilla, etc.

Aunque
Luis de Vega participa en numerosas obras durante toda su vida,
una de las más prestigiosas obras atribuidas a él
son las reformas del Patio de las Doncellas de Los Reales Alcázares
de Sevilla.
Los
Reales Alcázares de Sevilla
El origen del
Alcázar de Sevilla es islámico, de tiempos de del
califa Abd al-Rahman III (Siglo X). El monarca castellano Pedro
I el Cruel lo habita en el siglo XIV realizando reformas de tipo
mudéjar, con el fin de darle un aspecto más occidental.
La zona edificada por mandato de Pedro el Cruel, es el Patio de
las Doncellas.

El citado Patio
de las Doncellas es el espacio en la que se ubican las dependencias
oficiales. Da acceso a la zona privada que comunica a su vez al
Patio de Muñecas.
El emperador
Carlos V mandará a Luis de Vega hacer ampliaciones y reconstrucciones
de este patio mudéjar que se ejecutarán al modo renacentista
de la época.
El
Patio de las Doncellas
Las obras renacentistas
se acometen en las décadas centrales del siglo XVI e intervienen
varios artistas, pero especialmente Covarrubias y Luis de Vega,
pero también Francisco y Juan de Lugano.

La
estructura y decoración de este magnífico patio musulmán
y mudéjar debieron ser de la admiración del emperador
por lo que las obras fueron reformistas pero sin aplicar criterios
radicales ni destructivos.
Segunda Planta
Es en la segunda
planta, donde interviene Luis de Vega, que construye una bella arquería
exterior renacentista. La ubicación de las columnas presenta
un ritmo alterno según las necesidades espaciales, por lo
que no mantiene correlación con las columnas y arquerías
del cuerpo inferior, es decir, las columnas no coinciden en los
ejes principales, incluso algunas veces las columnas superiores
se sitúan sobre las claves de los arcos de la planta baja.

Estas columnas
son marmóreas y de orden jónico. Los arcos exteriores
muestran carácter occidental o renaciente, aunque la parte
posterior sigue siendo islámica.
Los citados
arcos tiene ornamentación y relieve, algo presente en otros
arquitectos renacentistas hispanos, que usan un escalonamiento que
recuerda a la tradición de la arquivolta medieval.
Las enjutas
también están repletas de decoración, como
sucede en las embocaduras de las escaleras de Covarrubias, en el
Hospital de Santa Cruz y en el Palacio Arzobispal de Alcalá
de Henares, algo propio del espíritu español, dentro
de la tradición islámica de horror vacui.
Para esta ornamentación
de las enjutas se eligen motivos clasicistas a base de róleos
entre los que se colocan las laureas con las efigies de perfil del
emperador y la emperatriz. Por su parte, las balaustrada es muy
severa y clásica.
Planta baja
La planta baja
es casi totalmente mudéjar y se respeta durante las obras
de Carlos V. Sólo se sustituyen los suelos de ladrillo, por
mármoles, para incrementar el aspecto de lujo. También
se sustituyen las columnas originales por otras nuevas de mármol
y estilo compuesto.

Sin embargo,
dichos capiteles huyen del clasicismo de los capiteles compuestos
romanos. Son más bien capiteles manieristas que simulan hojas
de acanto muy planas y volutas, pero sin seguir las proporciones
y formas clásicas.
Otra pequeña
alteración del patio original es el friso superior a los
arcos polilobulados donde se alternan motivos de grutescos a la
italiana colocados a candelieri, y entre ellos aparecen coincidiendo
con los medallones, los emblemas heráldicos del Emperador:
el águila bicéfala y las columnas de Hércules
con el plus ultra de Carlos V.
