
Obra
y biografía de Diego de Siloé
Introducción
a la obra de Diego de Siloé
Nacido en 1495
y fallecido en el año 1563, Diego de Siloé
fue un escultor y arquitecto burgalés, hijo del maestro escultor
gótico Gil de Siloé.
Formado en el
obrador de su padre, éste muere siendo Diego muy joven, por
lo que se ve obligado a formar parte del cuerpo de aprendices de
otro de los grandes artistas del momento, Virgany, quien claramente
le enseña a trabajar bajo un virtuosismo propio de los genios.
La formación de Diego concluye con un viaje a Italia donde
entra en contacto con el Renacimiento, especialmente con la escultura,
que estudia y copia de forma continua y sistemática.

Fruto de sus
viajes serán las novedades técnicas y decorativas
que en España introduzca, habiendo sido bautizado hoy en
día, como uno de los mejores ejemplos del Renacimiento español
gracias, entre otras cosas, a los nuevos elementos que une a los
tradicionales. Según Camón Aznar, las novedades que
el español aporta son los grandes pilares, a los que adosó
columnas con altos plintos, los gruesos arcos a la curva de las
rotondas e imaginó composiciones de grandeza romana, con
frontones sobre columnas, sus temas ornamentales itálicos
y la recreación de paños que parecen mojados. Por
otro lado, como ya se ha dicho, sus primeras obras conservan importantes
vestigios del gótico- como el uso de las nervaduras medievales
para decorar las bóvedas- heredados de su padre, Gil de Siloé,
presente, al menos, en sus primeros trabajos.
En
el plano más general, Siloé ejerció un profundo
influjo en la escultura y arquitectura en España aunque sin
duda podríamos resaltar la honda huella que en Granada el
burgalés deja. Tanta fue así que la influencia que
su obra traspasó el Renacimiento y constituyó allí
la base del siguiente periodo, el Barroco.
Diego
de Siloé en Burgos
En su ciudad
natal, Burgos, Siloé realizó decenas de obras. Entre
todas destaca la escalera dorada de la Catedral, obra realizada
entre 1519 y 1523 e inspirada en un dibujo de Bramante, mostrando
la clara influencia italiana propia de sus obras. Divida en dos
tramos de escalinatas paralelas, llamó la atención
por la forma en la que el artista supo superar los inconvenientes
del terreno, muy desigual.

Suya es del
mismo modo la torre de la iglesia de Santa María del Campo,
considerada la más espléndida del Renacimiento; la
capilla del Condestable de la Catedral, donde, según
Martín González, colocó figuras movidas, llenas
de dulce espiritualidad; o el retablo de Santa Ana, obra
iniciada por su padre y concluida por él mismo.
Granada
En 1527 y tras
unos diez años de incesante trabajo en Castilla Siloé
se traslada hasta Granada donde realizó el resto de su obra,
principalmente en el campo de la arquitectura y de carácter
muy distinto al anterior: enteramente purista.
La mayor y más
genial de sus obras fue la catedral de Granada, obra erigida
a partir de los planos propuestos por Enrique Egás quien
se fijó en la catedral de Toledo, copiando la planta de cinco
naves que alternaban capillas anchas y estrechas. La obra, comenzada
en 1528, muestra rasgos plenamente clasicistas en las bóvedas,
las columnas y hasta en la capilla mayor, que posee dos altares
organizados de estilo romano.
Además
del espacio cubierto, Siloé dejó su impronta como
escultor en la catedral, con tres composiciones magníficas:
la portada del Ecce Homo, realizada en 1531; la de San
Jerónimo, del año siguiente; y la más esplendorosa,
la portada del Perdón, que resulta una verdadera obra
de arte en miniatura. Es gracias a este tipo de obras por las que
situamos a Siloé por encima del resto de sus compañeros
y hacen de él el más grande decorador del Renacimiento
español.

Tras el éxito
en la Catedral, Siloé participó en los diseños
de otras obras como la iglesia de San Jerónimo de Granada,
las catedrales de Guadix y Málaga, la iglesia de Izanalloz
y Montefrío, así como en las obras de la Iglesia
del Salvador de Úbeda, excelente edificio hoy profundamente
admirado y visitado.
