
Biografía
y obra de Jerónimo Suñol
Jerónimo
Suñol (1840-1902) nació en Barcelona, aunque la mayor
parte de su carrera como escultor se desarrolla en Madrid.
Era hijo de
un carpintero, por lo que desde pequeño estuvo familiarizado
con el oficio. Estudió en la Escuela de la Lonja y trabajó
en el taller de los Vallmitjana. Sus comienzos fueron difíciles,
no recibió ningún tipo de ayuda y tuvo que abrirse
camino por sí mismo.
Al no lograr
ninguna pensión, viajó a Roma por su cuenta. Desde
allí envió a la Exposición Nacional de 1864
la estatua de Dante, con la que sólo obtuvo segunda
medalla a pesar de haber sido muy elogiada por la crítica
y haber causado en Roma verdadera sensación.
El jurado de
la exposición se dio cuenta del error y recompensó
a Suñol con la primera medalla tres años más
tarde, en 1869, por su Himeneo. Le concedieron además
una pensión oficial que le permitió alargar su estancia
en Roma hasta 1875.
Dante
se muestra de forma sobria y elegante. Está meditando, en
una pausa de la lectura del libro que porta en la mano izquierda.
Aparece sentado e inclinado hacia delante, con la barba apoyada
en la mano derecha y el codo en la rodilla.
La figura, con un cierto aire clásico, es de gran sencillez
tanto en la composición como en las líneas. Como rasgo
personal, destaca un suave realismo que proporciona gran expresividad.
Himeneo
es un joven arrogante y risueño. Se presenta de pie, cargando
su peso en la pierna derecha mientras que la pierna izquierda está
ligeramente flexionada. Recuerda la postura de los atletas de la
antigüedad. Tanto el modelado como las proporciones y la esbeltez
del cuerpo guardan una estrecha relación con las estatuas
helénicas y renacentistas.
Concluida su
pensión en Roma, regresa a Barcelona. Al no conseguir demasiados
éxitos, decide establecerse en Madrid. Aquí tampoco
le fue fácil al principio, pero cuando es nombrado académico
de San Fernando, empieza a recibir numerosos encargos. Se convierte
en un artista muy solicitado, ya que domina los diferentes estilos
históricos y diversas tipologías. Sus esculturas poseen
gran dignidad y fuerza, responden a una concepción sobria
y equilibrada.
En estilo neoplateresco
ejecutó el sepulcro del general O´Donnell en
Madrid, de formas nobles y precisas que encarnan perfectamente el
estilo propagandístico y los ideales estético-políticos
del momento.
En Busto
femenino capta la expresión melancólica mediante
la pureza de líneas, prescindiendo de cualquier elemento
accesorio.
Entre las estatuas
para monumentos públicos, la más famosa es la de Colón
en Madrid. Representó al navegante sereno, elevando al cielo
su rostro en el momento de divisar tierra. Es una figura severa,
de líneas dulces y reposadas, con un realismo sencillo y
sincero.
También es suya la del Marqués de Salamanca,
el famoso banquero malagueño fundador del barrio de su nombre
en Madrid. Está erguido sobre un pedestal, con la cabeza
alta y gesto orgulloso e irónico. Vestido con levita, tiene
la mano izquierda en el bolsillo del pantalón mientras que
en la derecha porta un rollo de papel.
Otra estatua
es la de Pedro Duro, en La Felguera, Asturias.
Para la iglesia
de San Francisco el Grande de Madrid elaboró dos apóstoles,
San Pedro y San Pablo, que ponen de manifiesto la sencillez,
la nobleza sin artificio y la dignidad artística características
del estilo de Suñol.
También
llevó a cabo el sepulcro del doctor Salazar, el de
Álvarez de Castro y el grupo de Neptuno y Anfitrite
para la cascada del Parque de la Ciudadela en Barcelona.
Participó
en el concurso para el frontón de la Biblioteca Nacional,
aunque no lo ganó a pesar de ser superior al de Querol, que
fue quien ganó.
