Obra
y biografía de Juan de Juni (1507 - 1577)
Introducción
a la obra de Juan de Juni
Juan
de Juni será, junto con el precursor Alonso Berruguete, el
gran representante de la nueva escultura española que se
desarrollará a lo largo de todo el s.XVI. De origen francés
(en este siglo España se convertirá en centro de atracción
para artistas de diversos países), su asentamiento hacia
1530 en Valladolid dará como resultado el refuerzo del foco
castellano, en lo que a escultura se refiere.
Frente al nerviosismo
e ímpetu propios de la obra de Berruguete, en Juni se aprecia
un desarrollo centrípeto de las fuerzas vitales que animan
a los personajes y, sobre todo, un estilo muy estudiado, pudiéndose
decir que, en sus composiciones, grandes, rotundas y angustiosas,
el Manierismo español encontrará su mejor presentación.
Biografía
de Juan de Juni
Procedente
de la localidad borgoñona de Joigny (a partir de cuya castellanización
se cree debió formarse el apellido "Juni"), no
será hasta comienzos de la década de los años
treinta cuando se le pueda situar en España. Existen pocos
datos conocidos acerca del periodo anterior a dicha fecha (su nacimiento
se sitúa hacia 1507), aunque suele aceptarse la hipótesis
de que su formación, de carácter local, debió
de completarla con una estancia en Italia.
En 1533 se sabe
que está en León, trabajando en el convento de San
Marcos, instalándose, ya a finales de década, en Valladolid,
ciudad en la que llevará a cabo la mayor parte de su producción
(trabajará de forma sistemática en retablos e imaginería
procesional) y donde morirá en 1577, pudiendo considerarse
de esta manera su obra como característica del bajo Renacimiento
español (a pesar de su procedencia francesa).
El aprecio de
su calidad como artífice queda demostrado por la gran cantidad
de encargos que desarrolló en la época (se dedicará
sobre todo a escultura religiosa, como venía siendo norma
hasta el momento); así, a lo largo de la segunda mitad (aproximadamente)
del s.XVI trabajará en el magnífico Santo entierro
de Cristo procedente del convento vallisoletano de San Francisco,
en el retablo mayor de la iglesia de Santa María la Antigua
(hoy en la Catedral de Valladolid) o en la imagen de La dolorosa
para la Iglesia de las Angustias de la misma ciudad, entre muchos
otros.
Existe, además,
una faceta de Juni no excesivamente conocida como es la de su versatilidad
a la hora de emplear diferentes materiales como base para sus creaciones:
madera, piedra (en San Marcos de León) e, incluso, barro
cocido (caso del grupo realizado para la iglesia de San Francisco
de Medina de Rioseco) serán empleados en función de
las necesidades o exigencias que se impondrán a lo largo
del desarrollo de la obra.
Principales
obras de Juan de Juni
Quizá
una de las piezas de mayor calidad, éxito y complejidad realizadas
por Juan de Juni sea el Santo Entierro de Cristo (1541-1544),
proyecto funerario elaborado en su momento para una capilla ubicada
en el desaparecido convento de San Francisco de Valladolid (hoy
día se puede admirar en el Museo Nacional de Escultura).
Encargado por el obispo de Mondoñedo, fray Antonio de Guevara,
habría formado parte de un retablo situado en dicha capilla,
ocupando la parte inferior del mismo.
En esta pieza,
intensamente dramática, son apreciables los orígenes
borgoñones de Juni, la influencia de Della Quercia en el
tratamiento de los paños y plegados (así como en la
representación de un verismo que no elude la crudeza) y el
conocimiento de la obra de Miguel Ángel. De este último
tomará prestado su sentido monumental de la proporción
(característica que le acompañará a lo largo
de toda su producción, puesto que Juni va a ser un enamorado
de "lo gigante"), además de algunas expresiones
de los rostros (debió de conocer el grupo escultórico
del Laocoonte).
Conjunto de
distribución clásica, en él la figura de Cristo
se erige en eje central (expresivo y compositivo), estableciéndose
a partir del mismo los personajes secundarios en un ritmo simétrico.
Estas figuras corpulentas en posiciones giradas ("interpelando"
al espectador) y retorcidas sobre sí mismas, además
de los anchos rostros contraídos por la pena, se suman a
la teatralidad inherente a todo el conjunto, confiriéndole
un sentido que va más allá del Manierismo y antecede
de algún modo el Barroco (a pesar de la fuente clasicista
en la que se inspira).
Importantísimo
va a ser en la producción de Juan de Juni el uso que de la
policromía hará, consiguiendo reforzar por medio de
la misma el dramatismo impreso a las diversas escenas, pudiéndose
apreciar dicha utilización, en este caso, en el rostro del
cristo muerto así como en las llagas y heridas que cubren
su piel.
De esta manera,
teatralidad, expresionismo, acabados muy estudiados (cada obra será
cuidadosamente preparada y ejecutada) y monumentalidad van a ser
características comunes en la producción de Juan de
Juni (además, por medio de la misma, realizará una
aportación de nuevas iconografías a la escultura del
momento).
Merece la pena
destacar de la totalidad de su obra, junto con este santo entierro,
la pieza de La dolorosa, también llamada Virgen
de los cuchillos, por la excepcional calidad con la que consigue
plasmar el sentimiento de angustia y dolor de la madre de Cristo.
Esta obra, una de las más famosas de Juan de Juni y que posteriormente
servirá de modelos para otros pasos, será un encargo
realizado por la cofradía de la iglesia de la Virgen de las
Angustias de Valladolid (su datación aproximada se corresponde
con la década de 1560).
Es ésta
una imagen exenta ejecutada para ser vista desde distintos puntos,
de un gran tenebrismo escultórico y que va a recoger todo
el manierismo pro-Barroco propio de la obra de Juni (pliegues en
los paños, encarnados, rostro expresivo, rotundidad
)
por medio de una técnica extremadamente depurada puesta al
servicio de la transmisión de la emotividad (siempre contenida
en última instancia, consumiéndose en el interior
de los personajes).