
El
Greco, Genio del Manierismo Español. Biografía y obra
El Greco (1541-
1614) fue un pintor poco valorado hasta fines del siglo XIX, fecha
en que los modernistas y la generación del 98 se interesaron
por él y por su obra.
Su conocimiento
lo inició Francisco San Román que estuvo en contacto
con la Institución de Libre Enseñanza, donde el estudio
del arte español y realizado en España fue uno de
los pilares de su planteamiento historiográfico.

El Greco nació
en el año 1541 en Creta (que pertenecía a la república
de Venecia) y allí recibe su primera formación y la
influencia del arte bizantino, en especial el mosaico, de donde
tomara su alto sentido de la religiosidad y la simetría de
sus composiciones, que durará toda su vida.
Etapa
italiana de El Greco
Cuando era aún
joven viaja a Venecia para seguir formándose. Allí
encuentra en su máximo esplendor la Escuela de Venecia del
cinquecento (Tiziano y Tintoretto). El Greco aprenderá de
ellos el uso de colores cálidos y la importancia de la luz.
En
1572 el Greco aparece como alumno de Tiziano, nada más llegar
a Venecia. Pero en Venecia no encuentra fortuna porque hay pintores
que le eclipsan, como el propio Tiziano, Tintoretto, Veronés,
etc.
Posteriormente
viajó a Roma. Allí aprenderá y recibirá
importantes influencias del propio Miguel Ángel, aunque aquí
tampoco triunfará porque los pintores que son demandados
en Roma son los discípulos directos de Miguel Ángel.
Sin embargo,
en Italia llegó a pintar algunas obras, que le llevarán
a su propio estilo definitivo, como El dulce nombre de Cristo
y La Última Cena donde se representa la escena en
una mesa circular que parece que se va a caer lo que hay sobre ella.
El Greco adopta en este cuadro un punto de vista bajísimo
y línea del horizonte alta.
La
pintura del periodo italiano del Greco se mueve en torno a una serie
de temáticas:
Historia
Sagrada donde tiene como protagonista al Cristo hombre, víctima
de las pasiones humanas.
Su obra Curación
del ciego. Es un buen ejemplo de las enseñanza de Tiziano
sobre el color. Se trata de una pintura argumental, con fondo abierto
con pórticos, luz dorada típica de Venecia.
Expulsión
de los mercaderes del templo. Hay 4 versiones.
Expulsión
de los mercaderes del templo. Es la primera versión.
Momento en que Cristo entra en el templo y los expulsa. La historia
se comprime: hay menos fondo que en el anterior. El eje es la figura
de Cristo y a sus lados se equilibran dos grupos.
Hay aspectos que cierran la composición en los vértices
(típico de Venecia): figura del chico que recoge las monedas,
figura femenina, personajes encontrados... La composición
es muy dinámica.
Expulsión
de los mercaderes. Más amplia. Vendedora de palomas,
figuras encontradas...
Pintura
de género. Tiene un sustrato literario.
Muchacho
de la vela.
Este cuadro tuvo gran importancia para la pintura futura.
En Venecia fue donde se presentó el primer problema de la
representación de la luz artificial, porque lo que interesa
es representar la realidad. Tiziano habla de fuoco e de notte para
representar una escena nocturna con luz artificial. La pintura se
altera en sus formas: ilumina ciertas zonas y otras no. Muestra
algunas cosas y otras quedan ocultas. Esto será lo que luego
se plantee en el barroco como tenebrismo.
Retrato.
En este género, parece que el Greco sí que tuvo algún
éxito.
Retrato
de Julio Clovio. Es una pintura a la manera veneciana. Existe
una parte abierta y luego el personaje en tres cuartos. Intenta
identificarlo con su profesión: pintor y miniaturista (muestra
un libro).
El Greco y Toledo
El Greco Se
va haciendo un hueco entre los círculos artísticos.
Se relaciona mucho con Diego de Covarrubias, quien le comunica que
Felipe II está buscando pintores y artistas para la decoración
del Monasterio de El Escorial. También tiene un amigo en
Toledo que le encarga un proyecto para un convento. Así,
en 1577, el Greco llega a Toledo.
Fue en Toledo
donde el Greco encontró su mayor esplendor. Aquí encuentra
su personalidad verdadera y da rienda suelta a su arte, realizando
sus obras más interesantes. El Greco pintará en España
preferentemente temas religiosos, algunos mitológicos y retratos.
Anunciación.
Algunos estudiosos piensan que este cuadro vino pintado desde Italia,
por poseer algunos elementos de la pintura italiana contemporánea,
como el fondo abierto, los tonos dorados... Otros piensan que es
una obra, al menos, acabada en Toledo por la similitud de la Virgen
con las obras españolas.
Retablo
de la Iglesia del Convento de Santo Domingo el Antiguo. 1577.
Es todavía una obra de estilo italiano. Al ser su primer
encargo importante parece que El Greco quiere sacar provecho de
todo lo que había aprendido de Tiziano, como un homenaje
a su maestro.
En la tabla
central aparece la Asunción de la Virgen. En esta pintura
hay reminiscencias de Tiziano. Es una pintura manierista dividida
en dos partes: la terrenal y la sobrenatural.
En la parte inferior se representa personajes "normales"
como cualquier habitante de Toledo. En el Coro angélico alrededor
de la Virgen se producen escorzos.
En esta obra
se va conformando el personalísimo estilo de El Greco, donde
casi no dibuja y generalmente emplea colores primarios que aparecen
como masas cromáticas homogéneas.
Decoración
del altar de la Sacristía de la Catedral de Toledo: El Expolio.
Representa uno de los momentos de la Pasión: cuando se desnuda
a Jesús. De nuevo, Cristo aparece como víctima de
las pasiones humanas, con fuerte dramatismo e interés por
lo humano.
Se aprecia la
influencia veneciana en el color rojo intenso de la túnica
de Cristo y en la representación de las calidades: telas,
armadura., etc. Se aprecia ya un alargamiento de las figuras propias
de su personal manierismo. Las anatomías, en ocasiones, son
desproporcionadas.
El Greco muestra
el agobio de falta espacio prescindiendo casi del paisaje.
Es un cuadro
con composición bastante simétrica y un magnífico
estudio de la luz (por ejemplo, se aprecia cómo penetra la
luz entre la mano y la túnica de Cristo).
La figura de Cristo forma una elipse. Es representado con diferentes
puntos de referencia:
Sólo
hay dos figuras que miran al espectador, el anciano que señala
con su mano y el soldado de la armadura.
El Greco muestra
su genialidad en esta pintura donde ya no importa ni la proporción
ni el realismo del dibujo, como se aprecia en el cuello excesivamente
ancho, la mano demasiado amplia o el escorzo del verdugo que está
haciendo los agujeros en la cruz. Otras características de
esta gran obra de El Greco es el juego de colores que usa para perfilar
las formas.
Es evidente
que la figura con armadura desentona bastante. Se trata de un retrato
de un personaje que actúa como si fuera el narrador de una
representación teatral.
El rey Felipe
II quiere que El Greco pinte en el Escorial. Se organiza un concurso
para decorar la capilla lateral de la Basílica de El Escorial
y el tema es el Martirio de San Mauricio.
Martirio
de San Mauricio y la Legión Tebana.
El Greco pinta un martirio donde el santo no aparece. Sí
se pintan diferentes personajes de Toledo: Alonso de Covarrubias,
el médico del rey, etc.
En este cuadro
ya rompe con su tradición italiana.
Felipe II debió
quedar horrorizado con esta obra, por lo que El Greco fracasa en
su intento de convertirse en el pintor de la Corte.
De esta manera,
el pintor vuelve a Toledo y sigue realizando obras como:
El Entierro
del Conde Orgaz.
Es un encargo para la Iglesia de Santo Tomé porque el retablo
acababa de quemarse. El Greco, libre de la presión de tener
que gustar a Felipe II, busca el tema en la historia local.
En la parte inferior representa el momento milagroso en que el Conde
Orgaz iba a ser enterrado y aparecen San Esteban y San Agustín
que lo cogen para enterrarlo.
El Greco representa
a los que presencian tal milagro sin asombrarse. Todos son retratos
de personajes importantes del momento, entre ellos está su
propio hijo que mira al espectador y señala el milagro.
Normalmente,
la fila de cabezas rompería la composición al modo
de los mosaicos bizantinos. Pero El Greco utiliza el semicírculo
formado por dos figuras orientadas hacia el espectador, las de San
Esteban y San Agustín portando el cuerpo. El grupo de detrás
también aparece ordenado en un semicírculo formado
por la capa del ángel.
En esta pintura
también entra en juego la importancia de luz. Por ello, las
figuras, a pesar de estar a la misma altura no aparecen como límite,
sino como símbolo de expresión de un juego dinámico.
La composición
es simétrica con agobio espacia, donde no hay paisajes. La
expresión de los rostros es acorde con los gestos. La influencia
veneciana se aprecia en el color y las calidades de los objetos.
El Greco muestra
una técnica pictórica extraordinaria, como se aprecia
en la dureza de la armadura, la juventud de San Esteban y la vejez
de San Agustín. De hecho sorprende el magnífico contraste
del rostro viejo y demacrado, pero con vida, de San Agustín,
y del muerto, con su lividez y quietud.
En la parte superior el Greco muestra La Gloria. Aparecen figuras
más alargadas, rodeadas de nubes oscuras. Estas figuras,
que representa a Cristo y a la Virgen (sedentes), San Juan, San
Pedro (llaves), a Felipe II., etc. Parecen estar verdaderamente
flotando o volando.
Cristo aparece
del mismo tamaño que el resto de las figuras. Hay una primera
asimilación de lo que será el realismo español,
es decir, representar lo que se ve y no lo que debería ser.
El Entierro del Conde Orgaz es un cuadro de interior, pero no se
sabe dónde está ambientado.
En su época,
el cuadro fue muy rechazado y se cubrió con una tela desde
Cristo hasta las cabezas por el desnudo de San Juan, y por no representar
una Gloria tradicional.
Etapa
de oscuridad de El Greco
Tras El Entierro
del Conde Orgaz, El Greco no sufre una evolución en su pintura,
sino más bien en su ánimo.
Poco a poco,
va prescindiendo de los colores cálidos (que fue una de las
más importantes influencias venecianas que trajo de Italia)
y empieza a usar colores fríos, como verdes, azules, grises,
etc.
Retablo
para el Convento del Colegio de Doña María de Aragón
(Madrid). De los agustinos. 1588.
Se trata de cuadros alargados y estrechos que propician escenas
extremadamente dramáticas, con gran tensión.
El Greco también
pintó retratos:
El Caballero
de la mano en el pecho.
Se trata de un personaje típico de la época. El Greco
lo pinta muy misterioso, hasta el punto que no sabemos si nos quiere
decir algo o nos oculta algún secreto.
Su base también
son elementos geométricos: no ya el semicírculo, sino
los triángulos que forman su cuerpo, su cara, la barba, el
cuello, el puño de la espada, la mano, las entradas del cabello...
El caballero
de la mano en el pecho tiene el encanto añadido de ser un
retrato de un personaje desconocido.
Otros retratos
de El greco son:
Don Alonso
Cobarrubias.
Doctor de
la Fuente. Es el médico del rey.
Fray Lorenzo
Paravillino. Retrato más relajado y en pose. Se trata
de un cuadro sin mucho color con la cabeza rizada. Le representa
con el libro de regla en la mano y la otra apoyada sobre el brazo
de la silla.
Cardenal
Niño de Guevara. Lo plasma con mirada inquisitora. Es
un claro precedente del Inocencio X de Velázquez.
Es un cuadro de poco retroceso con la silla pegada a la pared y
apenas con primer plano. Aunque el observador se acerque o se aleje,
no cambia el espacio.
El Greco quiere aquí resaltar el poder del personaje.
El
Greco y Toledo
Entre los años
1596 y 1603 parece que El Greco se libera de esa crisis de oscuridad
anterior. Empieza a hacer referencia a la infancia
En esta etapa
pinta:
San José
con el Niño (Altar para la capilla que funda Santa Teresa
de Jesús: Las Carmelitas). En él, mezcla de lo imaginativo
y lo real.
Se fija en lo
humano de los personajes: normalmente, San José es muy viejo,
pero aquí es joven como padre.
Sagrada
Familia. No parece que le interese representar la infancia en
sí misma. Representa niños que no son muy reales.
La Verónica.
Tema de la Pasión tratado con serenidad.
Pinturas
que decoran el Hospital de la Caridad de Illescas.
Etapa
final de El Greco
Adoración
del nombre de Jesús en Lepanto. Ha sido comparado con
la Gloria de Tiziano (Carlos V).
Por último,
también el Greco se dedicó a los paisajes:
Famosa vista
de la ciudad de Toledo.
Se distinguen edificios importantes (catedral, alcázar...).
El Greco usa colores fríos. Aquí la composición
no es clásica y no existe clara proporción.
Paisaje
de Laocoonte.
Escorzos. Además de Laooconte y sus hijos, pinta una pareja
desnuda, como signo del pecado original. Los cuerpos se desmadejan
en línea descendente.
Apertura
del VII sello.
En
su último encargo, exalta todas sus cualidades: representación
religiosa y desmesura.
Retablo
para la Iglesia del Hospital Tavera (1612).
a importancia de esta obra es que anuncia el tenebrismo por sus
fondos casi negros.
Retrato
del Cardenal Tavera. Representado como cardenal, pero también
como intelectual. En este cuadro El Greco capta la expresión
psicológica del personaje. La calidad del rostro está
muy lograda porque se hizo con su máscara.
