Biografía
y obra de Pablo Veronés
Introducción
a la figura de Pablo Veronés (1528-1588)
Frente al sentimiento
de Tintoretto, la contención de Pablo Veronés.
Frente al libre
albedrío manierista propuesto por el primero, el clasicismo
contenido de la maniera del segundo. Y frente al dramatismo exaltado
y sentido de Jacopo Robusti, la posición de observador de
Paolo Caliari.
Sin embargo,
ambos parten de un mismo destino: el prolífico ambiente artístico
veneciano del s.XVI, en el que Tiziano se había erigido como
referencia principal. Así, su pintura aparece en este contexto
plena de luz y color, de matices y suntuosidad, en claro maridaje
con las estancias retratadas, siendo uno de los motivos por el cual
Veronés ha sido denominado bajo el calificativo de "epicúreo"
de la pintura en ocasiones.
Destacado
representante de la Escuela Veneciana, su obra destaca principalmente
por su decorativismo y la presencia de unas composiciones a veces
tan atrevidas que llegan a conseguir que las de sus coetáneos
pequen de "sencillas".
Veronés
es un amante de la gloria, el esteticismo y el lujo, probo retratista
de la sociedad en la que vivió y, por encima de todo, a semejanza
de Tiziano y Tintoretto, aunque menos influyente en su momento,
uno de los renovadores de la pintura italiana renacentista de finales
de siglo XVI.
Biografía
de Pablo Veronés
Tal y como su
sobrenombre indica, Paolo Caliari nació en la ciudad de Verona,
en el año de 1528. Hijo de un marmolista, su padre quiso
que ya desde joven se iniciara en el oficio, optando finalmente
por permitirle entregarse a un formación pictórica
una vez advertida su inclinación por los pinceles más
que por cinceles y gubias.
Al parecer habría
comenzado su aprendizaje de la mano de una serie de pintores locales,
entre los cuales los críticos citan a Antonio Badile y Giovanni
Caroto, no pudiéndose precisar con exactitud en qué
taller habría permanecido como aprendiz (hay biógrafos
que no descartan una presencia del joven Veronés en ambos).
En su obra son apreciables asimismo influencias de Parmigianino,
Giulio Romano, a los que habría que añadir a Miguel
Ángel y, por supuesto, Tiziano.
Tras realizar
una serie de trabajos en Verona y Mantua, Pablo Veronés llega
a Venecia en 1553 con el ansia y la esperanza de poder ampliar sus
posibilidades en dicha ciudad, donde prontamente será escogido
para participar en importantes encargos.
Trabajará
en la sacristía de San Sebastián, en la decoración
de la sala mayor del Gran Consejo en el Palacio de los Dux (en la
cual ejecutara una magnífica Apoteosis de Venecia más
tarde, hacia 1585), en la Villa Maser como fresquista (sobre 1560,
puede que después de un viaje a Roma) y, entre 1555 y 1558,
en la Biblioteca Marciana, desarrollando además de forma
paralela una actividad como retratista.
Entre 1562 comienza
la realización de su conocida obra las Bodas de Caná,
a la que seguirán las también famosas Jesús
disputa con los doctores en el templo y Cena de Jesús en
casa de Leví.
En 1575 se traslada
a Padua, donde pintará para la iglesia de Santa Justina un
Martirio, regresando al finalizar de nuevo a Venecia para encargarse
de la decoración del Palacio del Dux, ciudad dónde
fallecerá en 1588 a una temprana edad.
Principales
obras de Veronés
Veronés
es un pintor de grandes dimensiones y complejas historias, plagadas
de personajes, detalles e impresionantes marcos arquitectónicos
y perspectivas, algo apreciable en obras como las Bodas de Caná
(1562-63), pintada para el refectorio del convento de San Jorge
el Mayor en Venecia y buen compendio de todos los rasgos arriba
enumerados.
Junto a ésta,
la Cena de Jesús en casa de Leví (realizada
para el refectorio del convento de los dominicos de San Juan y San
Pablo de Venecia) es un ejemplo perfecto de equilibrio entre los
personajes y el espacio, y el magnífico Triunfo de Venecia
(hacia 1585), permite destacar, junto con la dificultad que entraña
la resolución de una escena de semejante complejidad en cuanto
a personajes y su disposición, el empleo de la arquitectura
con una clara finalidad teatral (algo que será muy común
a lo largo del posterior Barroco).
Pero
Veronés también cuenta en su haber con una cierta
producción mitológica, en la cual es apreciable su
gusto por los escenarios suntuosos, el manejo de la luz, cálida,
preciosista y envolvente, además de un empleo de diagonales
por completo, del mismo modo, pre-barrocas (como sucede en Marte
con Venus sorprendidos por el Amor o en el Rapto de Europa).
Magnífico
ejemplo del virtuosismo de Pablo Veronés en su época
madura es la obra titulada Jesús y el Centurión,
hoy expuesta en el Museo del Prado de Madrid. El cuadro retrata
de forma magistral el milagro de Cristo realizado en Cafarnaum y
relatado en el Evangelio según San Lucas. Los protagonistas
adoptan posturas teatrales y se separan en dos grupos. El primero,
situado a la izquierda está protagonizado por Jesús
al que le acompañan sus discípulos. A la derecha se
encuentra el centurión arrodillándose, rodeado de
soldados que intentan levantarle o conversan entre sí extrañados
por la fe y humildad que muestra ante Cristo su jefe militar. El
cuador debió hacerse muy popular pues subsisten varias copias
de su taller aunque de menor calidad.
Otros de los
cuadros destacados de Veronés son Los desposorios místicos
de Santa Catalina (hacia 1580), donde el realismo de las joyas
es tal que de ellas se ha dicho que parecen en verdad "empastadas"
en los ricos ropajes, o la Visión de Santa Elena,
ante la cual es imposible no sentir admiración, a pesar de
su aparente sencillez, y respeto por el sentimiento que inspira.