Arquitectura
del Hierro
Introducción
histórica a la Arquitectura del Hierro
La revolución
industrial impulsa los principales cambios que sufre la arquitectura
en la segunda mitad del S. XIX. Trae consigo los nuevos materiales
de construcción, como son el hierro, el acero laminado, el
hormigón armado o el vidrio. Con éstos se construirán
lugares funcionales surgidos de las necesidades de la nueva sociedad
capitalista e industrial, lugares donde se necesiten grandes espacios
diáfanos, invernaderos, mercados, naves, fábricas,
puentes, bibliotecas, etc.
Muchos
arquitectos seguirán utilizando los materiales tradicionales,
ya que eran reticentes a que los nuevos materiales entraran a formar
parte de la arquitectura. Surge así la polémica y
el debate entre arquitectos e ingenieros, a los cuales en principio
no se les consideró dignos para la edificación arquitectónica.
La Biblioteca
de Santa Genoveva
La Biblioteca
de Santa Genoveva, en París (1843-1850), fue el primer edificio
público que utilizó una estructura metálica
que iba desde los cimientos hasta la cubierta. De planta longitudinal,
la bóveda de cristal era sostenida por arcos de hierro que
descansaban sobre columnas de hierro, lo que permitía abrir
grandes ventanales laterales para conseguir una iluminación
natural. Mientras que su interior deja ver la estructura metálica,
su aspecto exterior se enmascaró. Es un edificio de estilo
renacentista.
Las
Exposiciones Universales
El empleo de
los nuevos materiales arquitectónicos se difundió
a través de las Exposiciones Universales, que eran eventos
que organizaban los distintos estados para mostrar los avances de
la ciencia y la técnica propios de su país. Para albergar
las máquinas y los nuevos inventos se requerían pabellones
de grandes dimensiones, por eso se construyen con los medios técnicos
más avanzados y buscando la máxima funcionalidad.
Es así
como las xposiciones Universales ofrecen los mejores exponentes
de la arquitectura del hierro.
Los tres edificios
más significativos son El Palacio de Cristal de Patxon,
La Galería de las Máquinas de Dutert y Contamin
y La Torre de Gustave Eiffel.
El Palacio
de Cristal
La primera exposición
de carácter internacional se realizó en Londres en
1851. Los promotores de la exposición querían que
la feria tuviera gran repercusión social y para ello decidieron
construir un edificio singular que diera cobijo a los stands de
los distintos países con sus innovaciones tecnológicas.
Joseph Patxon gana el concurso con un edificio muy emblemático
y original, El Palacio de Cristal.
Su proyecto
constituía una novedad absoluta en relación con la
arquitectura de la época, tanto por el aspecto exterior como
por el sistema de construcción empleado, que inició
la tendencia de usar los nuevos materiales para la arquitectura.
Diseñó
un edificio que tenía clara influencia de la arquitectura
de los invernaderos, que ya había ensayado con anterioridad.
Sobre una planta de tipo tradicional, proyectó un envoltorio
a base de tirantes de hierro y placas de cristal. Una gran nave
construida únicamente con hierro y vidrio. Con la solución
propuesta se conseguía un espacio diáfano, lleno de
luz natural y además, tenía la ventaja de que era
prefabricado, con lo que podía montarse y desmontarse sin
destruirse.
La estructura
del edificio se componía de piezas estandarizadas que llegaban
terminadas de fábrica y preparadas para ser ensambladas,
con lo cual el proceso de construcción del edificio consistió
en el montaje de la estructura general y en la colocación
de los cristales.
Los elementos
decorativos, arcos, ventanas circulares, pináculos y celosías,
unifican el aspecto estético del edificio y acentúan
el ritmo de los módulos estructurales.
El siguiente
paso se dará en la Exposición de París de 1889,
con La Galería de Máquinas y La Torre Eiffel.
La Galería
de Máquinas
La Galería
de Máquinas sorprende por sus dimensiones, 420 metros de
largo por 115 de anchura. Su anchura se obtiene con un solo arco
construido por dos medias parábolas articuladas en su unión.
Es la mayor luz conseguida hasta entonces en un arco o bóveda.
Su sistema de elementos prefabricados, como los de Patxon, permitieron
un montaje y desmontaje rápido.
La Torre
Eiffel
Su autor, Gustave
Eiffel, era un ingeniero experto en la construcción de puentes,
estaciones de ferrocarril y otros edificios de hierro. La torre,
realizada en hierro, tenía 321 metros de altura, era la construcción
más elevada del mundo hasta que, en 1931, fue superada por
el Empire State en Nueva York.
Se tardó
dos años en construirla y desde el principio fue una obra
muy polémica. Se aseguró que se desmantelaría
y que era antiestética, ya que parecía más
una fábrica que un monumento.
Su base está formada por cuatro arcos gigantes que descansan
sobre cuatro pilares situados en los vértices de un rectángulo.
A medida que la torre se eleva, los pilares se giran hacia el interior
hasta unirse en un solo elemento articulado.
La
Arquitectura del Hierro y los nuevos materiales en España
En España,
las estructuras de hierro se empezaron a aplicar en primer lugar
en las estaciones de ferrocarril. La Estación de Atocha,
obra de Alberto Palacio, que era arquitecto e ingeniero, tiene una
gran cubierta de hierro y cristal.
Otro ejemplo
es El Palacio de Cristal del Retiro, en Madrid, realizado
por Velázquez Bosco tomando como ejemplo los palacios que
se proyectaban para albergar las exposiciones universales.
Se utilizaron
materiales como el hierro y el cristal para la cubierta, sobre un
espacio realizado en piedra y ladrillo. Fue la primera vez que se
usaron en España el hierro y el cristal en un edificio no
industrial.
La
Arquitectura del Hierro y el Racionalismo
El hierro permitirá
la aparición del rascacielos. Los primeros se construyen
en Chicago, con carácter comercial, siendo su máximo
representante Sullivan. Las posibilidades arquitectónicas
del hierro anuncian el racionalismo, que será el estilo arquitectónico
del siglo XX.