Leonardo
da Vinci, Biografía y Obra
Introducción
a uno de los genios del arte de todos los tiempos: Leonardo da Vinci
(1452-1519)
Prototipo
absoluto del hombre humanista del Renacimiento, Leonardo da Vinci
ejercerá de pintor, escultor, ingeniero, músico, geómetra,
teórico
un visionario cuya realidad no será marco
adecuado para el desarrollo completo de su capacidad, siendo quizá
ese el motivo por el que su figura ha llegado a la actualidad envuelta
en un halo de misterio.
A lo largo de
su vida, como se ha señalado ya, su interés se centrará
en materias diversas, pero será a la pintura a la que dedique
sus mayores esfuerzos. A pesar de que su obra se puede considerar
perteneciente a comienzos del Cinquecento, el espíritu de
Leonardo es atemporal, no existiendo límites capaces de encorsetar
la definición de su arte.
Sin embargo,
sí es posible establecer algunas aportaciones de Leonardo
da Vinci al mundo de la pintura concretadas en el valor otorgado
a paisajes y atmósferas (que se constituyen en un elemento
más de importancia a añadir al conjunto de la obra),
la creación de la técnica del esfumato, la simetría
clásica de sus composiciones, encuadradas geométricamente,
además de un amor por el detalle y la veracidad responsables
de la enorme importancia que concederá al conocimiento de
la naturaleza y a la preparación previa a la ejecución
de la pieza.
Biografía
de Leonardo da Vinci
Cerca
de Florencia, en la villa toscana de Vinci, nacerá Leonardo
en el año de 1452, fruto ilegítimo del romance del
notario Piero y la campesina Catalina. A pesar de esta circunstancia,
se deduce de las biografías leonardescas que el tratamiento
que le fue otorgado no debió diferir en gran medida del conferido
a sus hermanos concebidos dentro del matrimonio.
De hecho, Leonardo
permanecerá en Florencia en la casa paterna hasta que ingrese
como aprendiz en el taller del pintor Andrea del Verrocchio. De
esta manera, y ayudado por su padre, encaminará sus pasos
hacia el mundo del arte, especialmente de la pintura (aunque nunca
dejarán de interesarle otras artes).
Estos años
de aprendizaje resultarán decisivos para Leonardo, no sólo
en lo que a su formación artística respecta sino también,
al parecer, en cuanto al modelado de su personalidad. Es posible
encontrarle en casa de Verrocchio hacia 1470 e inscrito como pintor
tan sólo dos años más tarde, recibiendo en
fecha de 1478 su primer encargo: una tabla para el Palazzo Publico
que finalizará Filippino Lippi. Por estas mismas fechas,
y según cuentan palabras del propio Leonardo recogidas en
sus escritos, habría comenzado a trabajar en una serie de
madonnas, además de en una inacabada Adoración de
los Magos (1481) para un altar de San Donato di Scopeto.
En 1486 se traslada
a Milán, puede que "obligado" debido a un deterioro
en la relación con los Médici (Leonardo habría
sido admitido en el círculo de la familia y frecuentaría
el jardín-escuela de San Marcos), ciudad donde permanecerá
hasta el año de 1499. Milán en aquellos años
estaba bajo el gobierno de Ludovico Sforza, el cual trataba de convertir
la ciudad en otra capital de la cultura similar a la florentina.
Lorenzo de Médici enviará a Leonardo en misión
oficial a Milán, decidiendo éste que podría
ser un buen sitio para desarrollar su arte, consiguiendo entrar
en un breve espacio de tiempo al servicio del duque. A este periodo
pertenece su famoso cuadro Virgen de las rocas (1483; existiría
una segunda versión de fecha de 1506), encargado en un principio
para la iglesia de San Francisco de Milán (los contratantes
decidieron finalmente no pagar el trabajo y Leonardo se quedó
con la obra), así como su celebérrimo fresco La última
cena, realizado para el refectorio del convento de Santa María
de las Gracias (1495-1497).
La caída
de Ludovico Sforza del poder propiciará la vuelta de Leonardo
a Florencia, donde trabajará en la decoración de la
Gran Sala del Consejo del Palacio del Gobierno de la ciudad (fresco
que acabó desmoronándose después de su realización
debido a un experimento fallido de Leonardo), así como en
algunos retratos de miembros de la sociedad del momento. Y será
precisamente un retrato realizado en esta época (1505) el
que le dará fama internacional, la Gioconda o Mona
Lisa, cuya identidad correspondería, según la
explicación dada en su momento por Vasari, a una dama conocida
como Lisa del Giocondo, aunque esto no es seguro.
A partir del
año de 1515 Leonardo da Vinci traslada su residencia a Roma,
entrando a formar parte de la plantilla de artistas al servicio
del Papa, en este caso del recién nombrado León X.
En Roma el artista, falto de trabajo, languidece y desespera, dedicándose
a toda una serie de experimentos e investigaciones de carácter
químico y anatómico, tomando por último la
determinación de aceptar la invitación hecha por Francisco
I y marcharse a Francia, país donde permanecerá hasta
su muerte en 1519.
Principales
obras de Leonardo da Vinci
A pesar de la
multitud de bocetos, análisis e investigaciones que Leonardo
llevó a cabo en el terreno de la pintura, o quizá
debido a este mismo hecho, lo cierto es que su producción
en este campo no es excesiva (a lo cual habría que añadir
el número de cuadros de atribución dudosa). Pocas,
pero con categoría de obras maestras de la historia del arte;
así podrían definirse sus pinturas, de entre las que
cabría señalar tres en concreto.
La importancia
que Leonardo concede al modelado, la composición y la luz
escénica se puede apreciar en la Virgen de las Rocas,
cuyos personajes aparecen envueltos por ese aire de misterio tan
característico de la Gioconda. La gradación de la
luz y el uso del difuminado posibilitan esa imprecisión en
los contornos (que alejan ya el estilo de la nitidez quattrocentista
previa), esa atmósfera de neblina propia del esfumato, la
técnica pictórica creada por Leonardo y que puede
apreciarse en otras obras, como la ya mencionada Mona Lisa (destacable
es el contraste entre las zonas iluminadas y las oscuras, el empleo
de un paisaje doble que influye en la percepción que el espectador
obtiene de la figura, así como su enigmática sonrisa,
susceptible de múltiples y diferentes visionados).
En lo que respecta
a su famosa y deteriorada Última Cena, dicho fresco
es destacable por el empleo de la iluminación y la composición
que realiza, pero principalmente por la profundidad y diversidad
de sentimientos y actitudes que Leonardo consigue registrar en cada
uno de los personajes, conformando de esta manera una verdadera
"galería psicológica".