Obra
y biografía de Pedro Berruguete
Considerada
como un ejemplo de transición entre la corriente artística
flamenca y la renacentista, la obra de Pedro Berruguete se convertirá
en uno de los primeros y principales ejemplos castellanos del cambio
que se estaba produciendo, a comienzos del s.XVI, en un país
en el que los medievalismos deudores del gótico previo daban
paso a nuevos modelos culturales.
Formado en el
estilo flamenco de la segunda mitad del s.XV, la introducción
en sus composiciones de elementos renacentistas novedosos le va
a situar en el papel de precursor pictórico de dicha tendencia
en España, a pesar de que no abandonará nunca completamente
el estilo aprendido durante su juventud.
Biografía
de Pedro Berruguete
Al igual que
sucederá con su hijo Alonso, la fecha de nacimiento de Pedro
Berruguete no se conoce con exactitud, existiendo diversas teorías
entre las cuales se encuentra la de aquéllos que la establecen
en torno a 1440, en función de la llegada de su familia a
la localidad donde vio la luz por primera vez, Paredes de Nava,
y los años de nacimiento de sus antecesores. Sin embargo,
en lo que sí coinciden todos los historiadores es en la cronología
de mediados de s.XV para el establecimiento aproximado (con un abanico
de error de una década) de la fecha de su alumbramiento.
En
general, los datos biográficos relativos a Pedro Berruguete
se hallan insertos en una neblina de hipótesis: así,
se cree que su primer aprendizaje en el oficio artístico
de pintor debió de realizarlo en su localidad natal de la
mano de uno de los tantos maestros flamencos residentes en zona
castellana (existen autores que adjudican a Joos van Wassenhove
o Justo de Gante dicha tutoría).
Lo que sí
es casi seguro es que su estancia en Italia se produjo hacia 1477,
puesto que en este año existe documentada la presencia de
un pintor llamado "Pietro Spagnolo" en la corte del duque
de Urbino, históricamente identificado con Pedro Berruguete.
Será
durante su estancia italiana cuando aprenda el manejo de la luz
y el espacio empleados por artistas renacentistas y trabaje en la
realización de diversos retratos para el "studiolo"
o gabinete de Federico de Montefeltro (sin embargo esta teoría
ha sido rechazada en ocasiones por estudiosos que le ubicarían
preferentemente en Roma).
Hacia 1482-83
(a la muerte del duque de Urbino) se le puede situar de vuelta en
España, donde desarrollará su trabajo en Castilla,
pudiéndose apreciar en las obras de esta nueva etapa (principalmente
retablos) un cierto influjo a la italiana inexistente con anterioridad,
aunque permanecerá fiel a la base flamenca en la que se educó
inicialmente durante toda su producción (tendencia que se
verá acentuada en determinadas ocasiones debido a una necesidad
de adecuación a los gustos de su clientela). De este fin
del s.XV son magníficas muestras el retablo mayor de Paredes
de Nava y el retablo del Convento de Santo Tomás, en Ávila.
Es en esta ciudad igualmente donde Berruguete realizará su
última obra (morirá en el año de 1503), inconclusa
y terminada posteriormente por Juan de Borgoña: el retablo
mayor de la Catedral.
Principales
obras de Pedro Berruguete
A pesar de que
serán las características propias del estilo gótico,
rico y minucioso, las constituyentes de la base de la obra de Pedro
Berruguete, la introducción en sus trabajos de arquitecturas
eminentemente clásicas, así como su preocupación
por la luz y el espacio, constituirán un puente de enlace
de dicha corriente con el primer Renacimiento español. Muestras
de este cambio son apreciables en obras como La Anunciación
(Cartuja de Miraflores), en la que elementos italianos (empleo
de la perspectiva y la luz) conviven con otros de tendencia flamenca
(la tipología empleada, la minuciosidad...) Particularmente
notable será su manera de resolver el tema de la profundidad,
mediante el uso de distintos planos dentro de un mismo encuadre.
La importancia
que Berruguete concederá a la composición de figuras
y arquitecturas va a ser común en sus creaciones, junto con
la alternancia de elementos de herencia flamenca, renacentista,
e hispánica en determinados casos.
Así,
desde un principio es posible encontrar en aquellas obras atribuidas
a su periodo italiano una preocupación por los escenarios,
la luz y la presencia de las figuras aunada a modos de representación
flamenca (de perfil), caso del Retrato de Federico de Montefeltro
y su hijo, hacia 1477, o, bien por el contrario, tipologías
renacentistas (el retrato humanista) en las cuales la pericia de
Berruguete como dibujante queda de sobra confirmada en la extraordinaria
plasmación de detalles y personajes (como sucede en la serie
de retratos realizada para el "studiolo" de Federico de
Montefeltro, duque de Urbino).
Por último,
cabe destacar dos de sus mejores obras como son el Retablo mayor
de Paredes de Nava (aproximadamente 1480), del cual la representación
del Rey David y el cuadro Pretendientes de la Virgen son
especialmente sobresalientes (en esta escena rezumante de cotidianeidad
el tratamiento de la profundidad está resuelta de nuevo mediante
el empleo de la perspectiva que el tratamiento del suelo confiere
a la imagen y la superposición de planos), mereciendo una
especial atención la calidad de telas y dorados conseguida,
y el Retablo del Convento de Santo Tomás (Ávila,
fines de la década de 1490).
Famosísimo
será el Auto de Fe procedente de dicha iglesia, en
el cual realizará un ejercicio de humanización por
medio del tratamiento que aplica a rostros y actitudes. En este
caso la descripción medieval de la escena se suma al sentido
naturalista que impregna la obra, sin olvidar tampoco la tremenda
complejidad de la misma conformada a partir de la presentación
de diferentes ambientes.