Andrea
Palladio . Biografía y obra
Andrea
Palladio: Apuntes biográficos
Andrea di Pietro,
universalmente conocido como Palladio, vino al mundo en la ciudad
italiana de Padua un 30 de noviembre de 1508. De familia humilde;
apenas con 13 años ingresaría como aprendiz en un
taller de cantería de la ciudad, donde iniciaría su
formación hasta que, en 1523, su familia se instaló
en la no lejana Vicenza, en cuyo gremio de constructores se inscribió
Andrea mientras completó su formación de juventud
al amparo de los talleres de Giovanni di Giacomo da Porlezza y de
Girolamo Pitteli.
Llegado
a la treintena y mientras trabajaba en las obras de una villa cercana
a Vicenza, Andrea entró en contacto con Giangiorgio Trissino,
humanista y personalidad de gran relevancia en los ambientes culturales
vicentinos, quien lo puso bajo su protección ayudándolo
a completar su formación mediante la financiación
de diversos viajes a Roma, ciudad en la que tuvo la oportunidad
de conocer in situ las ruinas clásicas. Fue precisamente
el mecenas Trissino quien acuñó el apelativo de Palladio
para referirse al joven Andrea en evocación a Palas Atenea,
diosa griega protectora de las artes.
Fue
así como Andrea Palladio fue alcanzando notable prestigio
en los ambientes ilustrados de la región del Veneto, siéndole
encargados numerosos proyectos de palacios y villas señoriales
suburbanas. A la muerte de Trissino y ya con un importante bagaje
a sus espaldas, entabló contacto con Daniele Barbaro, cardenal
humanista y profundo estudioso de la arquitectura antigua, muy especialmente,
de los escritos de Vitrubio.
Fue precisamente
a través de su nuevo mentor Daniele Barbaro como Palladio
fue poco a poco introduciéndose en los círculos humanistas
y culturales de la esplendorosa Venecia, donde gracias a los méritos
que cosechó proyectando principalmente edificios religiosos,
llegó a ser nombrado arquitecto mayor de la República
Véneta en sustitución de Jacopo Sansovino, cargó
que hasta su muerte en 1580, compaginaría con distintos proyectos
tanto públicos como privados siempre en la norteña
región del Véneto.
Palladio
y sus "Cuatro Libros de Arquitectura"
Además
de por un ingente legado arquitectónico traducido en numerosas
obras religiosas y civiles, Palladio ha sido unánimemente
reconocido como una figura clave de la arquitectura de la Edad Moderna
gracias a sus "I quatro libri dell'architettura";
un brillante tratado en el cual, gracias a su profundo conocimiento
de los teóricos clásicos -principalmente Vitrubio-
sentó las bases de un nuevo lenguaje arquitectónico
basado en la proporción y los órdenes arquitectónicos
antiguos.
Publicado
en Venecia, ilustrado por el propio Palladio y escrito en latín
vernáculo como era tradicional en los círculos humanistas
de la época, el tratado se compone de cuatro libros:
· El primero trata sobre las herramientas del arquitecto,
la elección de los materiales, las técnicas constructivas,
los órdenes clásicos y las normas de la proporción.
· En el segundo se proponen varios modelos de palacios tanto
en planta como en alzado, siendo en cierto modo una forma de llevar
a la práctica las teorías presentadas en el primero
de los libros.
· En el tercero, basándose en el saber vitrubiano,
Palladio se centra en la construcción y organización
de calles, plazas, palacios, puentes, basílicas y distintos
equipamientos urbanos.
·
Por último, en el cuarto de los libros, son presentados varios
modelos ornamentales que el autor recopilaría durante su
visita a Roma.
La
relevancia de Palladio: Palladianismo y Neopalladianismo
Tanto su importante
legado constructivo como, sobre todo, su brillante tratado teórico,
confirman a Andrea Palladio como una de las figuras claves de la
arquitectura de la Edad Moderna, hasta el punto de que, pese a que
su ámbito de actuación se limitó a una región
concreta de la geografía italiana, sus ideas arquitectónicas
plasmadas en Los Cuatro Libros de Arquitectura trascendieron las
fronteras transalpinas, difundiéndose con notable éxito
durante los siglos XVII y XVIII por los distintos territorios europeos.
Las ideas de
Palladio calaron especialmente hondo en las Islas Británicas,
donde su teoría, que prácticamente adelantaba el Neoclasicismo,
hicieron del Barroco un movimiento casi inexistente; pero incluso,
con el paso de los siglos, no es extraño apreciar ideas palladianas
en diferentes edificios de lugares tan dispares como Estados Unidos,
China o Australia.
Principales
obras de Andrea Palladio
Las
Villas Palladianas
Las villas palladianas
son un conjunto de construcciones suburbanas ubicadas todas en el
ámbito geográfico del Véneto italiano que fueron
proyectadas en el siglo XVI por Andrea Palladio. Se distinguen de
otro tipo de villas como pueden ser las romanas o florentinas en
que, mientras que éstas fueron concebidas exclusivamente
para el recreo y descanso de sus propietarios, las que nos ocupan,
además de finalidad recreativa, funcionaban como pequeños
centros de producción agrícola.
Entre las contrastadas
como suyas y las que le son atribuidas, son un total de 24 las villas
palladianas conservadas, las cuales, fueron declaradas en la década
de los noventa del siglo XX Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Una de las primeras
villas confirmadas como obra de Andrea Palladio es la llamada Villa
Godi, proyectada al amparo de su primer mecenas Giangiorgio
Trissino en la localidad de Lonedo, cerca de Vicenza. Mencionada
por él mismo en su tratado, supuso uno de sus primeros ensayos
en los que el arquitecto trató de compaginar y hacer convivir
sus teorías clásicas con la tradición constructiva
de la zona.
El edificio
principal huye de cualquier alarde ornamental en favor de la más
absoluta simetría, de ahí su severo aspecto exterior
caracterizado por dos alas perfectamente simétricas que flanquean
un cuerpo central, abierto mediante una loggia accesible a través
de una escalinata.
También
en las cercanías de Vicenza, Palladio proyectó la
Villa Chiericati, encargada por un notable de nombre Giovanni
a quien, al mismo tiempo, el universal Andrea diseñó
también los planos de un palacio urbano en la propia ciudad
de Vicenza. En la Villa Chiericati, planteada hacia 1550, se observa
un depurado perfeccionamiento del lenguaje clásico, en el
cual, el pórtico de acceso al pabellón principal imita
inequívocamente la estructura de los pronaos de los templos
de la Grecia Clásica.
En la Villa
Cornaro, planteada apenas dos años después en
una pequeña localidad de la provincia de Padua por encargo
de un adinerado patricio veneciano, Palladio dio un paso más
y, respetando rigurosamente sus estrictos ideales de proporción
y simetría, se atrevió con una construcción
abierta en sus fachadas anterior y posterior por sendos pórticos
clásicos en doble altura rematados por sus respectivos frontones
triangulares.
Muy característica
es también la Villa Badoer, en la localidad de Fratta
Polesine. Se trata de un pequeño palacio rural abierto mediante
la típica loggia que, de nuevo, evoca el ingreso de los templos
griegos clásicos. Sin embargo, en Villa Badoer no es sólo
el pabellón residencial lo que centra la atención,
ya que dentro del conjunto agrícola-residencial encontramos
también un genuino granero de planta curvilínea fruto
también de la maestría de Palladio.
Otras villas
palladianas relevantes son la Villa Foscari (conocida también
como la Malcontenta), la Villa Angarano, la Villa Arnaldi,
la Villa Caldogno o la Villa Valmaran, por citar algunas
del total de 24 que se le atribuyen al genial arquitecto vicentino
de adopción; sin embargo, de todas ellas, destacaremos una
en especial que, por sus características, puede decirse que
es el verdadero icono de las villas de Andrea Palladio:
Es la llamada
Villa Capra, conocida como "La Rotonda", en las
afueras de Vicenza. Iniciada en 1566, se trata de un edificio de
planta centralizada en torno a un espacio principal circular y cupulado
en torno al cual, se suceden en perfecta simetría las distintas
estancias, todas ellas rigurosamente inscritas en un área
delimitada por una circunferencia imaginaria. A cada una de sus
cuatro fachadas y accesibles a través de elegantes escalinatas,
abren las consabidas fachadas inspiradas en los pronaos de los templos
griegos
Pese a no ser
de grandes proporciones en comparación a otras construcciones
contemporáneas, La Rotonda es, sin duda, la más elegante
y sofisticada de las villas de Palladio, siendo perfectamente reconocible
en ella la inspiración en el Panteón de Roma.
Palacios
Urbanos
Pese a que las
villas agrícolas suburbanas han acaparado la mayoría
de elogios, dentro de la ingente producción arquitectónica
de Andrea Palladio no hay que desdeñar la amplia nómina
de palacios urbanos que, sobre todo en la ciudad de Vicenza, son
también fruto de la maestría de este genial arquitecto
del Cinquecento italiano.
De todos ellos,
el más importante es el llamado Palazzo della Ragione di
Vicenza, conocido en la actualidad como Basílica Palladiana.
Se trata de un edificio de carácter público prototípico
de las ciudades del norte de Italia en el que se aglutinaban en
una sola construcción las principales administraciones civiles
de la urbe. El de Vicenza fue iniciado durante el siglo XV, sin
embargo, tras diversos problemas estructurales e incluso un derrumbamiento,
fue necesaria una remodelación, la cual, pese a su juventud
y gracias a la intercesión de su mentor Trissino, fue encomendada
a un entonces joven Andrea Palladio, quien se encargaría
del diseño de las loggias exteriores.
Presenta dos
pisos de elegantes galerías en las que se suceden arcos de
medio punto flanqueados por pequeños vanos adintelados coronados
por óculos, un modelo inspirado en los viejos arcos de triunfo
conmemorativos romanos que definió el arquitecto Sebastiano
Serlio en sus también célebres Cinco Libros de
Arquitectura.
En la misma
plaza de la Basílica proyectó Palladio, por encargo
del Delegado de la República Veneciana en Vicenza, un segundo
edificio público conocido hoy como Palazzo del Capitanio.
Pese a las limitaciones espaciales que presentaba la parcela en
que había de ser levantado, el arquitecto concibió
el edificio en función de un orden compuesto definido por
columnas de orden gigante rematadas en capiteles corintios que recorren
verticalmente sus fachadas.
El piso bajo
abre mediante una loggia o pórtico de tres esbeltos arcos
de medio punto que, sin solución de continuidad, dan paso
a tres balconadas adinteladas, mientras que el último piso
queda recorrido por una elegantísima balaustrada.
En cuanto a
palacios de carácter privado, es digno de ser destacado el
Palacio Chiericati, cuyo principal atractivo radica en cómo
Palladio fue capaz de adaptar a una construcción residencial
urbana, características propias de la arquitectura de las
villas campestres, dando como resultado una estructura abierta al
exterior mediante galerías inspiradas en los órdenes
clásicos: dórico en el registro bajo, y jónico
en la planta noble, quedando coronado el dintel superior con esculturas
clasicistas.
Un recorrido
por las calles de la pequeña ciudad de Vicenza significa
toparse, sobre todo en sus viales principales, con distintos palacios
planteados por Andrea Palladio, de entre los cuales, mencionaremos
también el Palazzo Schio, el Palazzo Porto,
o el Palazzo Valmarana, caracterizado éste por sus
enormes pilastras corintias que definen su fachada principal.
Edificios
religiosos
Más allá
de alguna intervención aislada en la catedral de la ciudad
de Vicenza, la práctica totalidad de proyectos para edificios
religiosos que planteó Andrea Palladio se centraron, ya en
su madurez, en la ciudad de Venezia, donde desembarcaría
de la mano de su segundo mentor Daniele Barbaro hacia 1550 y donde
acabaría siendo nombrado arquitecto mayor de la ciudad.
El primer templo
veneciano en el que está documentada la participación
de Andrea Palladio es el de San Pietro di Castello, situada
en el extremo norte de la ciudad. Su proyecto se centró en
la renovación de la fachada principal, para la cual, propuso
un modelo de tres calles de las que la central, de mayores dimensiones
y ligeramente adelantada, quedaba rematada mediante un monumental
frontispicio clásico sustentado por dos pares de columnas
de orden gigante. Para las calles laterales, sin embargo, optó
por una solución a base de medios frontones partidos.
Hacia 1564 y
de nuevo gracias a la intercesión de su mecenas Daniele Barbaro,
le fue encomendada la labor de erigir la fachada de la iglesia de
San Francesco della Vigna, sustituyendo, no sin cierta polémica,
a Jacopo Sansovino, quien había iniciado el proyecto tres
décadas antes.
Apenas un año
después, fue colocada la primera piedra del que, sin duda,
fue el proyecto más ambicioso del arquitecto vicentino en
la noble Venecia. En concreto se trataba del Monasterio de San
Giorgio Maggiore, una antiquísima fundación monacal
emplazada en uno de los muchos islotes que flanqueaban la señera
plaza de San Marcos.
En una primera
etapa, Palladio proyectó el refectorio y el claustro -llamado
palladiano-, del cual son de destacar tanto la sublime armonía
de los arcos de medio punto que definen el primer cuerpo; como los
ventanales que, en perfecta simetría, se disponen sobre cada
una de las arcadas inferiores alternándose frontones triangulares
y circulares.
Poco después,
se haría cargo también de la iglesia monacal, bajo
cuyas planos fueron erigidos los muros perimetrales y el tambor
de la cúpula, la cual, al igual que la fachada, no quedaría
cerrada hasta treinta años después gracias a la labor
de Vincenzo Scamozzi.
A finales de
la década de los 70, cuando ya detentaba el cargo de arquitecto
mayor de Venecia, acometería Palladio en la Isla della Giudecca
la construcción de la Iglesia del Redentor, encargada
por el Senado como plegaria intercesora ante la durísima
peste que asolaba la ciudad. Planteó un ya anciano Palladio
un templo de una única nave con capillas laterales que abrían
a un espacio presbiteral coronado por una soberbia cúpula.
En la iglesia
del Redentor, siguiendo a rajatabla las normas de la simetría
y de la proporción que él mismo definió en
su tratado de arquitectura, Palladio fue capaz de hacer convivir
en perfecta armonía las líneas rectas de la nave con
los espacios curvos que rematan tanto los brazos del crucero como
la cúpula. En la fachada, terminada según su proyecto
poco después de su muerte, de nuevo se combinan los frontones
clásicos que, en líneas diagonales, rompen la monotonía
vertical y horizontal de entablamentos y pilastras.
Una
obra póstuma: El Teatro Olímpico
De regreso a
la ciudad de Vicenza y poco antes de su muerte en agosto de 1580,
tuvo tiempo Palladio de definir el proyecto del que había
de ser, en competencia con la Villa Capra, su obra más insigne:
el Teatro Olímpico, encomendado por la Accademia Olimpica
con la finalidad de dotar a la ciudad de un espacio en el que promover
la cultura escénica.
Las obras serían
culminadas cinco años después por su hijo Silla y
por Vincenzo Scamozzi, insigne arquitecto también vicentino
que se haría cargo tras la muerte del maestro de buena parte
de sus proyectos inconclusos.
(Autor
del artículo/colaborador de ARTEESPAÑA:
José Manuel Tomé)