Julio
Romero de Torres. Biografía y obra
Julio Romero
de Torres nació el 9 de Noviembre de 1874 en Córdoba.
Es hijo de Rafael Romero Barros, también pintor, director
del entonces Museo Provincial de Bellas Artes de Córdoba
y de la Escuela Provincial de Bellas Artes.
Al igual que
sus otros dos hermanos, Rafael y Enrique, comenzó su aprendizaje
bajo las órdenes de su padre en la Escuela de Bellas Artes.
De éste heredó el gusto por el realismo, como refleja
en muchos de sus paisajes y bodegones.
En su producción,
podemos distinguir dos etapas bien diferenciadas, la de juventud
que se prolonga hasta 1907, y la de madurez, que comienza a partir
de ese mismo año.
Durante
la primera, recibe las influencias de las corrientes pictóricas
de finales del siglo XIX, como son el realismo social, el impresionismo
y el modernismo simbolista.
Los inicios
de su carrera no fueron fáciles, ya que el no obtener la
esperada pensión a Roma con su obra de temática social
Conciencia tranquila, la muerte de su padre y el cierre de la Escuela
Provincial de Bellas Artes, dificultaron la continuación
de sus estudios.
En La siesta
o en Pereza andaluza se observan ya las aportaciones de la
pintura luminista. Y las piezas más significativas cercanas
a la estética simbolista o modernista, son los murales elaborados
para el Círculo de Amistad de Córdoba en 1905,
con alegorías de La Pintura, La Música,
La Literatura y La Escultura.
Al año
siguiente, su obra Vividoras del amor, una escena en la que
representa a las prostitutas de un prostíbulo, será
rechazada por inmoral.
En 1907, con
la obra Nuestra Señora de Andalucía inaugura
su etapa de madurez y, tras los dos viajes a Italia, su estilo queda
prácticamente definido, obteniendo su primera medalla en
la Exposición Nacional de 1908 con La musa gitana.
A este certamen también presentará Amor sagrado
y amor profano.
En 1916 se convirtió
en catedrático de Ropaje en la Escuela de Bellas Artes de
Madrid y se instala definitivamente en la capital. A partir de aquí,
representó el pabellón español en diversas
exposiciones internacionales, convocados en París y Londres
entre otras ciudades.
La consagración
de la copla, La saeta, Cante hondo o Nocturno,
son obras representativas de esta etapa y que nos permiten conocer
la personalidad del pintor.
Durante estos
años, su obra se caracteriza por la exaltación de
valores típicamente andaluces y sus tradiciones populares,
como son el flamenco, la copla o el toreo. También se interesará
por los prototipos humanos, siendo la mujer cordobesa la protagonista
de sus pinturas. Se ha dicho de él que fue el pintor del
alma de Andalucía.
El artista cordobés
pintó numerosas figuras femeninas, mujeres morenas de misteriosa
y profunda mirada que escandalizaron en su época, debido
a la carga erótica que ofrecía su semidesnudez. En
su mirada hay una ocultación del deseo, al mismo tiempo,
que provocan una intensa sensación de ardor y erotismo. Son
figuras ensimismadas, encerradas por su propia pasión, alegorías
de la sensualidad y del pecado.
En Samaritana
(1920), los ojos de la modelo tienen una mirada misteriosa. Su postura
es relajada, reposa sobre un ánfora de cobre, proporcionando
sensación de serenidad.
En La niña
de la jarra (1928), la modelo se sitúa en un fondo tenebrista,
destacando así, el rostro de una adolescente morena y soñadora
y una jarra vidriada.
Naranjas
y limones (1928), representa a una joven que lleva entre sus
pechos desnudos un puñado de naranjas. Sus ojos, que producen
una intensa sensación de misterio, hacen que su mirada posea
una enorme carga psicológica. Es una obra de gran erotismo.
En todas ellas,
consigue reflejar la belleza y la melancolía características
de las mujeres andaluzas.
A principios
de 1930, Julio Romero de Torres, afectado por una dolencia hepática,
vuelve a Córdoba para intentar recuperarse. Allí pintó
su última obra, La chiquita piconera, que es una de las más
conocidas.
La chiquita
piconera resume la concepción que el artista tenía
de la pintura. La modelo se mueve dentro de un realismo idealizado,
nos mira de forma directa y sosegada, mientras deja caer sus brazos
relajadamente. El fondo es un atardecer sobre Córdoba.
Finalmente,
el 10 de Mayo, Julio Romero de Torres muere en su casa de Córdoba.