
Gustave
Courbet. Biografía y obra
Biografía
de Gustave Courbet
Gustave Courbet
es el máximo representante del Realismo francés.

Nació
en Ornans en 1819 y se trasladó a París a los veinte
años de edad para estudiar derecho, pero sin embargo, se
dedicó a pintar. En la capital francesa recibió su
formación artística, trabajó en la Academia
Suiza y copió obras del Museo del Louvre.
En
un primer momento, pinta el paisaje, especialmente los bosques de
Fontainebleau y retratos, con algunos rasgos románticos.
Desarrolló un estilo naturalista y representó escenas
de la vida cotidiana, retratos, desnudos o paisajes.
Courbet participó
en la Revolución de 1848, aunque no intervino en los hechos
sangrientos. A partir de 1849 se vuelve realista. Rechazará
la idealización del arte y la belleza arquetípica,
se niega a crear de un mundo ideal al margen de la vida y estará
a favor de la representación directa del entorno, de la plasmación
naturalista, antiacadémica y anticlásica.
Escoge sus temas
de la realidad cotidiana, refleja el trabajo y al trabajador como
nuevo héroe, la vida al aire libre, la ciudad con sus calles,
cafés y bailes, la mujer y la muerte. Creía que el
arte podría subsanar las contradicciones sociales. Su pintura
suscitó enormes polémicas por la elección de
temas vulgares.

Su técnica
se caracteriza por una paleta limitada aunque vigorosa, sus composiciones
son sencillas, utiliza gruesos trazos de pintura muy empastada que
a menudo aplicaba con espátula, sobre todo en los paisajes
y las marinas, y sus figuras poseen un modelado sólido y
severo.
Courbet fue
nombrado por la revolucionaria Comuna de París en 1871 director
de los museos de la ciudad. Sin embargo, tras la caída de
la Comuna, es acusado falsamente de haber permitido el derribo de
la columna triunfal de Napoleón ubicada en la Plaza Vendôme.
Encarcelado y condenado a pagar la reparación, decidió
exilarse a Suiza en 1873, donde continuará pintando hasta
su muerte, el 31 de diciembre de 1877.
Principales
obras de Courbet
El taller
del pintor (1855)
La obra es un
manifiesto del Realismo. Representa su estudio de París dividiendo
la escena en tres grupos. En el centro se sitúa él
mismo, a la derecha, sus amigos, y a la izquierda, aquellos sus
enemigos, las cosas que combatió y los pobres, los desposeídos
y los perdedores.
Al fondo, aparecen
dos cuadros del propio Courbet que habían enfurecido a los
críticos cuando se expusieron, La vuelta de la feria y Las
bañistas.
En el grupo
de la izquierda figuran un chino, un judío, un veterano de
la Revolución Francesa, un obrero y una irlandesa. La figura
que aparece en primer término vestido de cazador es Napoleón
III.
En el centro,
un caballete con un gran paisaje de su tierra natal. La mujer que
está de pie junto a Courbet representa la Verdad desnuda
que guía el pincel del artista, deseoso de pintar cuadros
que reflejen fielmente la vida.
Detrás
del caballete, se aprecia la figura de un crucificado, que simboliza
el arte académico, que tanto rechazó.
En la derecha del cuadro, Courbet retrató a algunos de sus
amigos, el coleccionista de arte Alfred Bruyas o el socialista utópico
Pierre Joseph Proudhon. La figura central del grupo es el escritor
Champfleury, fundador del realismo literario, y el hombre que lee
sentado en la mesa de la derecha es el poeta Charles Baudelaire.
El entierro
del conde Ornans
Es un cuadro
de grandes dimensiones, considerado muy escandaloso por la crítica
por representar un tema vulgar.
El tema es un acontecimiento de carácter religioso, El entierro
en Ornans. Ninguno de los asistentes reza o refleja su dolor, si
no que nos encontramos unas expresiones frías y congeladas.
Muy pocos prestan atención al ataúd, a la tumba o
al cura que está oficiando el entierro. Incluso el grupo
de curas presentes parecen que tienen sus pensamientos en otro lugar.
Alude al papel de la Iglesia y refleja también las tensiones
internas de esta sociedad. Lo que aglutina a estas personas es su
pertenencia a un grupo social y no la devoción religiosa.
La pintura nos muestra un acontecimiento social, carente de un sentido
más profundo.
Buenos días
señor Courbet o el encuentro (1854)
En el cuadro
se ve a Bruyas y a su criado, que han salido al camino para recibir
al pintor. Éste viste como un excursionista, empuña
un grueso y alto bastón y en la espalda lleva su caja de
pinturas. El escenario es totalmente natural y verosímil.
La obra es una metáfora sobre el propio artista, como Courbet
no era aceptado por la crítica ni por el público,
no había encontrado su lugar, por lo que tiene que vagar.
Al igual que
Millet, Courbet pintó también escenas en las que aparece
la mujer campesina, pero sobre todo cultivó el desnudo femenino
con gran libertad.
Las bañistas
(1853)
El cuadro despertó
gran indignación. Representa a dos mujeres cerca de una charca.
Una de ellas, la más opulenta, aparece casi completamente
desnuda y vista de espaldas.
La Siesta
(1866)
Es una obra
tratada con gran naturalismo y llena de sensualidad. En ella Courbet
se recrea por igual en los cuerpos que en los detalles secundarios.
En la época fue vista como una alusión a lo pornográfico
y a la homosexualidad.
