
Francisco
Pradilla. Biografía y Obra
Francisco Pradilla
Ortiz nace en la localidad aragonesa de Villanueva de Gállego
en 1848. Inició su formación en Zaragoza con el pintor
y escenógrafo Mariano Pescador y continuó sus estudios
en Madrid, en la Academia de San Fernando. En 1874 obtuvo una pensión
para trasladarse a Roma y continuar allí su aprendizaje.

Su
primer cuadro de importancia fue El rapto de las sabinas.
La leyenda cuenta que en la Roma de los primeros tiempos la población
era mayoritariamente masculina. Para solucionar este problema, Rómulo,
que fue el fundador y el primer rey, organizó unas pruebas
deportivas en honor del dios Neptuno e invitó a los pueblos
vecinos a participar. La Sabinia acudió al acto llevando
consigo a sus mujeres e hijas.
Cuando comenzó
el espectáculo, cada romano raptó a una mujer para
intentó convencerla de que fuese su esposa. Los sabinos,
enfadados por la de traición y de rapto de sus mujeres, atacaron
a los romanos.
Las sabinas
se interpusieron entre ambos combatientes para que dejasen de matarse,
ya que si ganaban unos, perdían a sus padres y hermanos,
y si ganaban los otros, perdían a sus maridos e hijos. Finalmente,
las sabinas consiguieron su propósito y se celebró
un banquete para festejar la reconciliación.
Su obra maestra
fue Doña Juana la Loca, por la que obtuvo una medalla
de honor en La Exposición Mundial de París de 1878.
Es el cuadro más emblemático del género histórico
en España.

Evoca el viaje
que hace doña Juana desde Burgos a Granada acompañando
el cadáver de su esposo Felipe el Hermoso. En una de las
jornadas, la reina mandó colocar el féretro en un
convento de frailes, pero cuando se enteró de que era de
monjas y no de frailes, en un arrebato de celos, mandó que
lo sacaran y lo llevaran al campo. Pradilla representa este momento,
en el que toda la comitiva permanece a la intemperie.
El tratamiento
pictórico es muy realista, tanto en la intensidad expresiva
de los personajes, en la ejecución de los ropajes y objetos,
como en la riqueza del paisaje invernal castellano.
El éxito
obtenido con Doña Juana la Loca hizo que el Senado le encargase
otro cuadro de historia, La Rendición de Granada,
escena en la que recoge la rendición del Rey Boabdil y la
entrega de las llaves de la ciudad a los Reyes Católicos.

Entre todos
los géneros pictóricos que cultivó, la pintura
de historia fue la que más fama le proporcionó. Se
interesó por las anécdotas más emotivas de
la historia. A los dos títulos ya comentados hay que añadir
otros, como El suspiro del moro, Doña Juana la
loca recluida en Tordesillas con su hija o el Cortejo del
bautizo del príncipe Don Juan, hijo de los Reyes Católicos,
por las calles de Sevilla.
También
pintó retratos de la aristocracia madrileña y conjuntos
decorativos. En el campo de la pintura decorativa intervino en la
ornamentación del Palacio de Linares de Madrid, donde ejecutó
la Lección de Venus al Amor en el techo del salón
de baile.
Pradilla fue
también un gran paisajista, como ya demostró en sus
composiciones de historia. Intentaba ambientar las escenas en exteriores
y con una depurada técnica, organizaba amplias perspectivas
panorámicas con multitud de figuras y de motivos.
La faceta más
moderna de su obra son los abocetados paisajes que realizó
tomados del natural, en los que busca plasmar sensaciones atmosféricas
y paisajes, y donde abundan las luces efectistas. Un ejemplo de
ello es Vendimia en las lagunas pontinas.
En 1873 fue
nombrado director de la Academia de España en Roma y en 1897
director del Museo del Prado. Falleció en Madrid en 1921.
