
Francisco
Bayeu. Biografía
y obra
Francisco
Bayeu y Subías nació en Zaragoza en 1734
en una familia de pintores. Sus hermanos, Ramón y Fray Manuel,
también desarrollaron esta actividad. Uno de los aspectos
por el que más se le conoce, es por haber sido cuñado
de Goya.

Desde pequeño
mostró su gran habilidad y afición por el dibujo.
Se formó con el pintor zaragozano de más renombre
de la época, José Luzán Martínez, dentro
de un barroco académico. En 1756 gana el Premio Extraordinario
de la Academia de San Fernando, con La tiranía de Gerión
y recibe una pensión de la Academia para continuar en Madrid
sus estudios con González. Pero las desavenencias surgidas
con Gonzalez hacen que se le retire la pensión y que regrese
a Zaragoza.
A
su vuelta, la situación de Francisco se complica, ya que
la muerte de sus padres le obliga a hacerse cargo de su familia.
Durante este periodo trabajará para iglesias y conventos
zaragozanos y en 1759, se casará con Sebastiana Merclein
y Salillas, hija del pintor zaragozano, Juan Andrés Merclein.
Las primeras obras de Bayeu denotan la influencia de Lucas Jordán
y Corrado Giaquinto. Más tarde, cuando Rafael Mengs visita
Zaragoza y le propone colaborar como ayudante suyo en la Corte,
su estilo evolucionará hacia el neoclasicismo.
Los primeros encargos que recibe para el palacio real, por mediación
de Mengs, son la decoración al fresco de la bóveda
del comedor en el cuarto de la reina, con La Rendición
de Granada y la bóveda de la antecámara de los
príncipes de Asturias con La caída de los Gigantes.

En La Rendición
de Granada se manifiesta todavía su formación
barroca. Pero la armonía de la composición, la elegancia
de las actitudes, la minuciosidad y los efectos lumínicos,
ya anuncian la tendencia neoclásica que desarrollará
después.
La caída
de los Gigantes supone un perfecto estudio anatómico
de los atletas que aparecen en escorzos y en actitudes violentas.
En 1767 le nombran
pintor de cámara del Rey, afianzando su labor en el ámbito
cortesano. Su estética neoclásica, marcada por un
dibujo preciso y limpio y por un cromatismo que alterna los carmines
y amarillos bajo la gama de azules y grises de los cielos, se hace
más evidente en Hércules en el Olimpo (para
la sala de conversación de los príncipes de Asturias
en el palacio real), en Apolo remunerando a las Artes (para
El Pardo), o en La Providencia presidiendo las virtudes y facultades
del hombre (para la sala contigua al comedor de gala del palacio
real).
En el claustro
de la catedral de Toledo plasma al fresco once escenas referentes
a la vida y milagros de santos toledanos. Las actitudes y posiciones
de las figuras, la luminosidad, el color y el dibujo, ya siguen
los presupuestos de Mengs.
Tras la marcha
de Mengs a Roma en 1777, Francisco Bayeu pasará a ser la
gran figura artística de la corte. Junto a Salvador Maella
son nombrados directores de pinturas para la Real Fábrica
de Tapices y encargados de la restauración y conservación
de las pinturas de los Reales Sitios.
Fuera de los
encargos de la Monarquía la obra más importante que
llevará a cabo será el ciclo decorativo para la Basílica
de El Pilar de Zaragoza. Se representa a María Reina de
los Ángeles y Reina de Todos los Santos, inspirándose
en La Apoteosis de Trajano de Mengs. Los trabajos se realizaron
en dos fases y participaron su hermano Ramón Bayeu y Goya.
Aunque sus principales
obras fueron de carácter religioso e histórico, también
cultivó el género del retrato. Destacan el Retrato
de Sebastiana, su mujer; el Retrato de Feliciana Bayeu,
su hija y el de doña Paula Melzi.
Tras la muerte
de su hermano Ramón Bayeu en 1793, cae en una crisis anímica
y su salud se irá debilitando rápidamente. Antes de
morir, en 1795, le nombran director general de la Academia de San
Fernando.
