
Donatello.
Biografía y obra
Introducción
a la biografía y Obra del escultor Donatello (1386 -1486)
Considerado
por algunos teóricos como el principal escultor de la escuela
florentina quattrocentista, Donatello (de verdadero nombre Donato
di Niccolo di Betto Bardi) ha pasado a los anales de la historia
del arte por su excepcionalidad como artífice, además
de por la maestría que destilará a la hora de conciliar
el más puro clasicismo con un dramatismo que, a finales de
su vida, se tornará cercano incluso al feísmo.
Y si el Renacimiento
lleva implícito en su origen el reconocimiento de la importancia
del hombre en el mundo, Donatello será el escultor que lo
constante, siendo en su producción la forma de concebir la
figura humana (estudiada, precisa, diversa y, en ocasiones, grandilocuente)
siempre una sorpresa a descubrir.
Biografía
de Donatello
Nacido en Florencia
alrededor del año de 1386, ya desde joven es posible encontrarle
ejerciendo el oficio de escultor (hacia 1407 aparece documentado
en el taller de la Catedral de Florencia, para la que realizará
una serie de estatuas que dejan entrever lo que será su posterior
evolución).
Preocupado
por el movimiento y el naturalismo desde los comienzos de sus trayectoria,
en 1410 el encargo de una escultura para un nicho de la fachada
de Or San Michele le va a permitir continuar ensayando modos de
representación de la estatuaria de gran tamaño, dando
lugar a la ejecución, entre otras obras, de un San Marcos
o un excepcional y plenamente renacentista San Jorge (1417). Se
cree que sobre estos años comenzaría también
la realización, por encargo de la familia Cavalcanti, de
la Anunciación de Santa Croce (aunque existen autores que
datan la ejecución de esta pieza bastante más tarde,
en la década de los cuarenta) y procedería a esculpir
las estatuas para el Campanile florentino.
Habitualmente
se ha establecido este periodo inicial como el de formación
(en algunas de cuyas primerísimas obras aún pervivirían
retazos góticos), considerándose su producción
a partir de 1425 (fecha en la que comienza a trabajar con Michelozzo)
propiamente clasicista. En la capital romana, ciudad a la que se
trasladará con su nuevo colaborador hacia 1430 y donde habría
pasado una estancia anteriormente con su amigo Brunelleschi estudiando
el legado de la Antigüedad, dejará constancia de su
maestría en piezas como El entierro de Cristo (1430-1433).
Será a la vuelta cuando comience los relieves de la Cantoría
de la Catedral de Florencia, en los cuales es apreciable el conocimiento
de modelos clásicos.
Magnífico
será el David en bronce (va a ser ésta una tipología
recurrente en su obra) realizado hacia 1435 para el palacio que
los Médici poseían en la Vía Larga florentina
y que inaugurará una relación de colaboración
con dicha familia. En esta obra se puede apreciar toda la madurez
y el dominio de Donatello a la hora de representar la anatomía
humana.
A
partir de 1443 va a entrar en contacto con la corriente artística
que se estaba desarrollando en Padua, hecho que resultará
decisivo en el giro que tomará su escultura durante la segunda
mitad del siglo (se tornará mucho más expresiva).
La fabulosa estatua ecuestre de El Gattamelatta (que tanto debe
a la herencia clásica romana) o los relieves y esculturas
realizados para el altar de la Basílica del Santo (alejados
ya de aquellos primeros florentinos) forman parte de la herencia
que Donatello dejará a ésta ciudad. A esta última
etapa pertenecen también los Milagros de San Antonio, la
composición de Judith y Holofernes y su "terrible"
María Magdalena en madera (estas dos últimas obras
ya en Florencia, ciudad en la que fallecerá en 1466).
Principales
obras de Donatello
La alta calidad
de las obras donatellianas, así como la cantidad de las mismas,
hace difícil una selección justa de ejemplos susceptibles
de mostrar los principios y la belleza de su trabajo. Sin embargo,
obras como la exquisita Anunciación realizada para la Iglesia
de la Santa Croce florentina, la impresionante estatua ecuestre
del Condottiero Gattamelata, sus dramáticos Zuccone y Mª
Magdalena, el lírico David broncíneo o las escenas
esculpidas para la Cantoría de la Catedral de Florencia puede
decirse que son buenas muestras de su genialidad.
Ya Vasari, en
el texto dedicado a Donatello dentro de las descripciones que realizara
en su famosa obra Vidas de los más excelentes arquitectos,
pintores y escultores italianos [
], alude a la pieza de La
Anunciación de Santa Croce como aquélla que, por encima
de otras obras de juventud, le habría dado fama, consagrándole
como excepcional escultor. Tan sólo hace falta echar un rápido
vistazo a dicha obra para comprobar el porqué de dicha afirmación,
puesto que se trata de una de las más delicadas y vividas
representaciones de La Anunciación que es posible encontrar.
La influencia clásica es patente en el refinamiento, el modelo
y los ropajes de las figuras (se ha querido ver en ocasiones incluso
la influencia de Fidias en dicho conjunto), las cuales rezuman una
sensibilidad en el gesto, teatralidad en la representación
y perfección en la ejecución que debieron por fuerza
dejar asombrados a sus contemporáneos.
Que el arte
de la Antigüedad es importante en la obra de Donatello se puede
apreciar en obras primerizas como el San Marcos (1410) de Or San
Michele y el San Jorge posterior para idéntico lugar (se
ha comparado con las estatuas del griego Lisipo), en la desnudez
del complejo David en bronce (deudor de Praxíteles) o en
los putti o amorcillos de herencia por completo clásica que
aparecen en los relieves realizados para la Cantoría de Florencia
Donatello además va a emplear la técnica del schiacciato
en sus composiciones en relieve). Sin embargo, la genialidad de
este maestro radica, no en el modelo empleado, sino en la capacidad
que poseerá para llegar al retrato psicológico, único,
individual, de sus personajes, por medio de la expresión
(ejecutada con una maestría técnica insuperable) del
sentimiento.
La preocupación
por la representación de la figura humana en todas sus dimensiones,
edades y actitudes se puede ver reflejada a lo largo de su evolución,
siendo particularmente peculiar en su obra la oscilación
existente entre sus primeras obras de corte clasicista y las últimas,
de carácter mucho más expresionista (en ocasiones
llega incluso a dejarlas inacabadas, uniéndose este hecho
a la suma de elementos en común que ha dado pie a una comparación
entre su obra y la de Miguel Ángel posteriormente).
Responsable
de una de las primeras estatuas ecuestres del Renacimiento, deudora
en su tipología de modelos clásicos romanos asimismo,
el dramatismo que refleja la actitud y el rostro del personaje en
cuestión (el Gattamelata o "Gata Melosa") es una
muestra de la corriente trágica por la que discurrirá
su producción última (y de la que será ejemplo
su Mª Magdalena del Baptisterio de Florencia). Además,
Donatello no elude la representación de la vejez o la fealdad,
consustanciales ambas al individuo, llegando a producir estatuas
que superan cualquier ideal propuesto con anterioridad, caso de
su magnífico Profeta Hababuc, también llamado el Zuccone
("el calvo").
