
Arquitectura
íbera
Urbanismo
ibérico
El tamaño
de las ciudades ibéricas varía mucho, desde las 300
hectáreas hasta apenas una. Las ciudades más grandes
se concentran en el sur y sureste de la Península, mientras
que en la costa oriental son más reducidas. La mayoría
de las ciudades se intentaban situar en lugares elevados, aunque
también hay algunas que se encuentran en llano.
Prácticamente
todos los poblados ibéricos estaban rodeados por una muralla,
a veces totalmente y a veces, en los casos en que se encontrasen
en un terreno de difícil acceso, sólo por las partes
más accesibles.
Los íberos
construyeron distintos tipos de murallas:
De mampostería: construida con sillares más
o menos regulares, que forman dos paramentos, el exterior de piedras
más grandes y el interior de piedras pequeñas. El
espacio intermedio se rellenaba de tierra y piedras. Muchas de estas
murallas parece que estaban revestidas con un grueso enlucido de
arcilla pintada de rojo.
Ciclópeos:
compuesta por grandes piedras sin trabajar.
Poligonales:
en la que los sillares presentan entrantes y salientes que los hacen
trabar fuertemente entre sí.
De todas formas,
de estas murallas sólo se ha conservado la parte inferior,
por lo que no se sabe si se realizaban enteras con una única
técnica o si eran como la muralla de Tarragona, que tiene
un zócalo ciclópeo sobre el que se asientan sillares
de mampostería. Tampoco se sabe con seguridad si estaban
enlucidas con arcilla o no. Por regla general, todas las murallas
ibéricas se refuerzan con torreones de tipo y ubicación
variable.
Los planos de
ciudades y poblados que conocemos son muy pocos, y casi siempre
corresponden a aldeas pequeñas, que por eso han sido fáciles
de excavar. Las casas son de reducido tamaño y con pocas
habitaciones, quizá con un androceo y un gineceo. Suelen
estar construidas con muros de adobe sobre un zócalo de piedra
y revestidos con arcilla encalada. Podían tener umbrales
de entrada y en su interior existían hogares y bancos. Los
vanos de las puertas podían estar reforzados por postes,
que a veces servían también para sostener la techumbre,
de ramas recubierta por una capa de arcilla. Solían ser casas
de un solo piso, pero también se han encontrado de dos, con
una escalera adosada a la fachada.
Templos
Se han encontrado
muy pocos restos de templos íberos que sólo dejan
hacer conjeturas sobre este aspecto de su arte.
Por un lado,
han aparecido recintos cuadrangulares, aparentemente descubiertos
y con una losa en el centro, que se han interpretado como santuarios
hipetros similar a los conocidos como "lugar abierto"
del mundo oriental. Esta idea se ha visto reforzada por la aparición
en las cercanías de uno de ellos de un quemaperfumes de tipo
oriental.
Por otro lado,
se han encontrado un cierto número de edificios con una estructura
bastante compleja que se piensa que podían tener una finalidad
religiosa. Estos se datan desde fechas muy tempranas, como el s.
VII a.C., y todos tienen una estructura muy similar: la planta es
rectangular y se accede al edificio a través de un vestíbulo
que ocupa todo el ancho del edificio. Está dividido en tres
espacios longitudinales, los laterales más estrechos y cortos,
por lo que la estancia central se ensancha adoptando forma de T,
con el espacio del fondo partido de nuevo en dos por un muro perpendicular
a la pared trasera situado en el eje longitudinal del edificio.
Este tipo de edificio se puede relacionar con edificios similares
del Próximo Oriente que también aparecen en la Italia
prerromana.
Arquitectura
Funeraria
Tumbas de
cámara
Podían estar excavadas en el subsuelo o construidas sobre
él y generalmente cubiertas por un túmulo. Son características
del mundo ibérico meridional y las más importantes
se encuentran en Galera (Granada). Casi todas eran de planta rectangular,
aunque también las había circulares, y las urnas cinerarias
se depositaban sobre el suelo, un poyete no muy alto o en una cavidad
abierta en el suelo y cubierta con losas planas. La más importante
estaba construida sobre el suelo, contaba con un dromos de acceso
cubierto con una falsa bóveda y una cámara de planta
cuadrada cubierta con losas que descansaban sobre un pilar central.
Todo esto estaba realizado con sillares y cubierto por un túmulo
de tierra que tenía marcado su perímetro con piedras.
Monumentos
turriformes
El más importante es el de Pozo Moro, que es un edificio
de planta cuadrada, que sobre un podio escalonado presenta un cuerpo
principal cuadrangular, con sus esquinas inferiores adornada por
leones yacentes. Algunos de los sillares de este cuerpo están
decorados con relieves de una gran importancia.

Por encima,
una serie de molduras que culminan en gola constituyen el remate.
Algunos estudiosos afirman que sobre este primer cuerpo había
otro muy similar, de un tamaño algo menor, pero no se puede
asegurar con certeza. Posiblemente pertenecía a un rey o
príncipe indígena con una cronología bastante
alta, hacia el 500 a.C. aproximadamente. Es importante destacar
el uso de grapas en forma de cola de milano para trabar los sillares
entre sí.
Pilares-Estela
Hay muchísimas por todo el ámbito ibérico.
Consisten en un basamento, por lo general escalonado, sobre el que
se alza un pilar con un remate en forma de capitel, que es la base
de una escultura de animal, normalmente un toro. El mejor ejemplo
de este tipo de monumento es el pilar de Monforte del Cid.
